Desde el primer grado de la
escuela primaria soy amiga de Sofía. Ahora estamos terminando la Secundaria y
seguimos siendo inseparables… pero un buen día llegó la noticia que lo
cambiaría todo.
Estábamos terminado la tarea de
naturales, cuando entró la mamá de Sofía y le dijo:- Sofía , papá , yo y vos
tenemos que hablar.
Sofía siguió a su
mamá y yo esperé sentada en la cama de
su cuarto, pensando que le estarían diciendo , ¿por qué la mamá había sacado a
Sofía de su habitación con tanta
urgencia?
Mi amiga entró rápidamente al
cuarto y quedó recostada sobre la puerta con los ojos rojos e hinchados ,
parecía que había estado llorando mucho.
-¿Qué pasó? le dije ¿Tus papás se
separaron? ¿Vas a tener un hermanito?¿Tienen que vender la casa? ¡¡¡¡¡Dale ,
decime!!!
A esta altura yo ya no podía
ocultar la ansiedad, ella respiró hondo y me dijo:
-Me tengo que mudar a Esquel…
-¿A dónde? ¿Es muy lejos? ¿A
cuántos kilómetros queda? ¿Es en Argentina?
Tenía muchas preguntas para
hacerle, pero al ver su cara de “nada” me detuve…
-Perdón , le dije,- si
querés, contame lo que pasó .
-Resulta que mi mamá perdió su
trabajo, entonces papá pensó que acá no iba a conseguir nada y decidieron irse a una ciudad pequeña donde hubiera
turismo para conseguir un trabajo y
pensaron en ir a Esquel porque hay chocolaterías que necesitan empleadas.
Además según mi papá allá “ se hace una
vida más sana” ¡ay Marina! , no me quiero ir… en dos semanas estaremos allí.
Dos semanas después llegó el
momento de las despedidas, fueron los familiares y los amigos y por supuesto
estaba yo. Cuando la vi subir al avión sentí como una lágrima caía por mi cara,
y un nudo apretaba mi garganta.
La extrañaba mucho, por eso
tiempo después dos amigas más y yo decidimos ir a visitarla. ¡ Qué emoción!
Preparamos todo y RUMBO A ESQUEL!!!!!
Cuando llegamos estábamos muy
contentas, pero todo se complicó gracias a la visita que hicimos a la
chocolatería donde trabajaba la mamá de Sofía, porque el primer día fue todo
alegría y cuando al día siguiente fuimos a su lugar de trabajo , ella nos
convidó un pedacito de chocolate en rama, pero cuando lo estaba cortando vimos
como de él se desprendían miles de estrellitas doradas. Todas preguntamos, qué
era eso, pero Julia nos contestó que no era nada que todo se debía a que era chocolate de calidad marca “Tres
hermanos”…
Salimos a la vereda y cuando
miramos la vidriera observamos como una
extraña mujer espolvoreaba los chocolates con un polvillo brillante y cuando
ella nos vio desapareció como si nada. No dijimos nada, nos miramos y salimos
corriendo asustadas. Cuando llegamos
nos dolía todo, pero teníamos sueño y quedamos como “planchadas”…
Al día siguiente mientras
desayunábamos vimos a un periodista que
por la tele daba el siguiente anuncio: “Extraña enfermedad afecta a los
pobladores de Esquel, se la denomina: CHOCOPOLVETITIS , la misma comienza con
la aparición de granos en el rostro, pérdida de equilibrio, alergias y dolor
agudo en la lengua. Se aconseja consumir mucha agua y nada de chocolates, pues
en estos momentos se está observando cómo evolucionan varios pacientes”.
Las chicas se miraron y corrieron
al espejo -¡Qué horror! Ay!!!!!!!
Cuentan en el pueblo que en el lugar donde funciona la
chocolatería hace varios años, vivían tres hermanos y una hermana más pequeña,
ellos fallecieron, pero de la hermana nunca más se supo nada…
¡Qué casualidad! ¿No? Chocolates “Los tres hermanos” ¿y la hermana?
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