Hoy entró la seño al saló y dijo:¿quieren participar de un
concurso literario?. Yo no sabía bien de que se trataba, y me explicó que
debíamos escribir un cuento. Y aní
empecé a hacer garabatos con el lápiz, hasta que dibujé un corazón y me di
cuenta que había “ había llegado l hora de escribir mi cuento”
Era un día
muy bello cuando dos hermanas mellizas decidieron salir a pasear, era el
momento ideal para hablar a solas de lo que les pasaba, de lo que sentían, de
todo lo que hablan las hermanas.
Zoe y Maía
, así se llamaba, y estaban ansiosas por tener un amor. El verdadero amor. así
que se miraron, juntaron sus manos y pidieron un deseo: conocer a ese amor tan
deseado. Una pelota llegó a sus pies y detrás de ella los gritos de Valentín y
Ramiro. La situación fue incómoda, pero así se conocieron y empezaron a
charlar. ¿Tendría que ver con el deseo que pidieron?. Por lo pronto lo que era
más seguro, es que había comenzado una gran amistad.
Los días
pasaban y esta gran amistad creía. Los cuatro compartían paseos, charlas,
música y sobre todo pensamientos. Hasta que , esa tarde, Valentín no tenía
buena cara. Era tan trasparente que se le notaba. Estaba como incómodo y tuvo
que dar la noticia: “me voy a estudiar a España”, dijo. ..sólo miraba el piso.
Nosotros lo mirábamos sin poder creerlo. El silencio se rompió cuando Zoe le
dijo muy convencida y segura: ¡Qué bueno! ¡Qué gran oportunidad!... ¡Mentirosa!
Por supuesto que los demás nos unimos. ¿Quedaba otra?
Estaba más
que claro que esto no era ninguna amistad para los cuatro. De que ya o podíamos
disimular lo que sentíamos. Pero nadie daba el primer paso. La cosa es que
Valentín ya tenía las valijas armadas y había que ir a despedirlo. Acá no
importa ni el Facebook, ni el chat, ni tofo lo que inventen, porque no es lo
mismo para poder ver a la persona que querés.
La parte de
la despedida me la salteo porque todas son iguales. Lo bueno de esto es que
Ramiro blanqueó su amor a Maía. ¡Enamoradísimos! Estaban , aunque la cara de
Zoe mostraba tristeza. Los chicos nunca dejaron de hablarse, todos los días se
conectaban.
El amor lo
puede todo. Tanto puede que Zoe terminó de estudiar y ganó una beca para irse a
Francia. Si no se hubiese enamorado, la beca no le hubiera importado. Era la
oportunidad de encontrarse con su gran amor. otra vez el aeropuerto, otra vez todas las valijas, peor con las gas
de ser feliz sin miedo.
Bueno ,
toda historia de amor tiene que tener un final feliz, por eso Valentín se quedó
con la boca abierta, cuando la vio acercarse a Zoe en la placita donde él
estaba estudiando. ¡Era un sueño, o era real? Y ¿ Por qué no puede ser real? Cuando te enamorás de
verdad, el amor va más allá y lo puede todo.
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