La dulce venganza
Eran las tres de la madrugada
cuando un llamado de mis superiores me despertó: El Sr. Aarón Loguerthal se
encontraba tirado en el piso de su enorme y frío departamento. Este sin duda
había sido envenenado, ya que no había rastros de lucha ni de haber sido
asfixiado. Sobre la mesa había un plato
con migajas de una torta de chocolate, el cual fue llevado a investigar.
Me fui a mi casa de inmediato,
mañana sería un día muy atareado. Tendría que buscar algunos sospechosos. Esta
tarea no sería fácil. Su muerte no me habría sorprendido en lo absoluto. El Sr.
Loguerthal era muy conocido por sus estafas, además era un verdadero avaro.
Me levanté a eso
de las seis, me dirigí hasta la casa del portero del difunto. Lo interrogué. En
su versión de los hechos declaraba que había estado todo el día en su casa
enfermo.”¿ Fue al doctor?”- le
pregunté. A lo que me contestó que no, que solo era gripe. Sin embargo su
mirada constante hacia la derecha y su tartamudeo me parecieron demasiado
raros. Como ya era tarde le pedí la llave del departamento del muerto, anoté su
nombre en mi libreta de sospechosos y me marché.
Al entrar
observé la casa detalladamente. Me quedé mirando fijo el escritorio para ver si
encontraba alguna pista. Sobre éste había una tarjeta de un veterinario llamado
Pablo Stevens, un retrato de Loguerthal junto a un joven, y elementos de
oficina desparramados. El cajón estaba con llave, pero gracias a un curso de
cerrajería que había realizado años atrás lo pude abrir fácilmente. Me encontré
una 22 y una carta. La carta de una tal Mariana López decía:
“Aarón:
No insistas más. Ya te lo he dicho miles de veces que lo nuestro ha
terminado. Conoces muy bien los motivos. Nunca te perdonaré que me engañaras
con una prostituta. Hace meses que estoy con Oscar y he decidido comenzar una
nueva vida en México junto a él y al bebé que estamos esperando.”
La fecha de la carta
estaba borrosa. La guardé en mi maletín y me fui del edificio. No sabía por
dónde empezar. Entonces, busqué en la tarjeta del veterinario su dirección y me
dirigí hacia allí a toda prisa.
Al llegar pude
comprobar que éste se encontraba muy alterado.
- ¿Dr. Stevens, ud. conocía al
Sr. Loguerthal? – le pregunté
- Claro que sí. Traía a uno de
sus caballos a mi veterinaria hasta que … Como muchos saben cometí el error de
dopar a su animal y me denunció. Por ese maldito hombre me quitaron la licencia
para ejercer mi profesión.
- ¿Por equivocación?
- Sí!! – dijo furioso
- Está bien, solo quiero saber
qué hizo ayer a la noche
- Estuve todo el día en la Erpa
Cía – me contestó
- Hasta luego. Debo seguir con mi
trabajo
Todo muy sospechoso. Su
alteración, su enojo por la denuncia del muerto y que no haya preguntado el
motivo de mi visita.
Fui a la casa de Marina López, la cual le había enviado la
carta a Loguerthal. Ella vivía junto a su marido, Oscar y su hija, Clarita. Le
hice un par de preguntas.
- Hola. Vengo a informar que el
Sr. Aarón Loguerthal ha fallecido
- Un bien para la humanidad. El
hombre era un bastardo. – me contestó seria- Anduve un tiempo con él. Pero lo
encontré con una prostituta y por suerte pude formar una nueva vida con Oscar y
Clarita
- Sobre esa prostituta … sabes
dónde puedo encontrarla
- Seguramente está en la villa
17, con su vestido rojo. Comienza su trabajo a las 11 hs
- En su departamento encontré
esta carta – se la mostré-
- Sí, el tenía esperanzas en que
recompusiéramos nuestra relación
- ¿Cuánto hacía que no tenías contacto
con él?
- Hace mucho tiempo, hace unos
meses que he vuelto de México y desde entonces solo lo he visto por televisión
presentando nuevas remodelaciones de su fábrica textil
- ¿Dónde estuvieron ayer?
- Fuimos a visitar a mi madre
Como faltaba para que sean las once de la noche, horario en
el cual comenzaba a trabajar aquella prostituta decidí ir a tomar algo a una
confitería que quedaba cerca. Saqué la fotografía del difunto y aquel joven
pensando en que él sería mi próximo destino.
- ¿Qué desea tomar señor? – me
preguntó el camarero-
- Un café con crema
Miré al camarero y era muy similar al chico de la fotografía
- Una pregunta ¿usted conoce a
este chico?
- Por supuesto es mi hermano,
Emilio. Él ha muerto en la guerra de Malvinas
- Lo estoy buscando porque el Sr.
Loguerthal ha muerto y encontré su foto junto a él en un portarretrato en su
escritorio
- Sí, lo sé. Está porque lo
sacaron cuando el Sr. Loguerthal visitó a mi hermano y le confesó que era su
verdadero padre. Mi madre nunca se había atrevido a decírselo. Al día siguiente
Emilio partió a la guerra y allí murió
Al terminar mi café fui a mi casa
a intentar descansar un rato, pero no pude conciliar el sueño y decidí ir
caminando hasta la villa 17, la cual quedaba muy lejos de mi casa pero necesitaba
tomar un poco de aire
Recorrí la villa hasta que pude
ver que un par de niños le estaban robando a una mujer su cartera plateada. Fui
a toda velocidad pero cuando llegué ya era demasiado tarde le habían clavado un
cuchillo en el costado derecho de su cadera y robado la cartera. La mujer
llevaba puesto un vestido rojo pegado al cuerpo y unas medias negras caladas.
Recordé que Mariana me había dicho que la prostituta con la que la había
engañado Loguerthal siempre llevaba un vestido rojo. Le pregunté:
- ¿Cómo te llamas?
- Elizabeth ¿ y vos encanto?
- Cristopher.¿ Te encuentras
bien?
- Sí, es solo un corte. ¿Quiere pasar una noche conmigo?
- No. Soy un detective y necesito
información sobre el Sr. Loguerthal.¿ Lo conoce?
- Sí ese avaro, prometía pagarme
a fin de mes y nunca lo hizo, un día me cansé y dejé de verlo
- ¿Ayer dónde estuviste?
- Trabajando, como siempre
- Correcto me tengo que ir.
¿Seguro que te encuentras bien?
- Sí. Adiós
Estaba indignado no podía
descubrir el caso. De repente se me cayó del saco la llave del departamento de
la víctima y pensé que si estaba comiendo un pastel de seguro el envoltorio de
este se encontraba en la basura. Pedí un taxi, al llegar me dirigí a toda prisa
hacia el tacho. Ahí estaba aquel envoltorio, era de la panadería “Delicity”, la
cual era muy conocida por sus exquisitos pasteles. Como ya eran las cuatro de
la madrugada y la panadería se encontraba cerrada me fui a mi casa a dormir
unas horas hasta que sean las nueve, hora en que la panadería abría. Al llegar
pedí hablar con el panadero
- Hola. Mucho gusto. ¿Qué desea?
- Al Sr. Aaron Loguerthal le
enviaron un pastel de aquí, el cuál era de chocolate
¿Qué más tenía el pastel?
- Manzana, canela chocolate y
pedazos de chocolate blanco
- Espere.
Llamé al portero y le dije:
- Escuché bien¿ a qué era alérgico Aarón?
- A la canela, a la crema, …
Corté ya era más que
suficiente. Llevé al panadero a la
comisaría. No podía decir si lo había hecho a propósito o no.
Dos meses después en pleno juicio, no pudo soportar más y confesó
que siempre supo de la alergia y que todo lo había hecho para vengarse del
odioso Sr. Loguerthal, quien cuando era chico había mandado a la quiebra a su
padre quien no pudo con ello y se suicidó.
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