sábado, 30 de enero de 2016

Los tinteros Por Juan Pérez Zuñiga

Juan y Pedro, escritores andaluces
a cual más embustero,
ponderando lo mucho que trabajan,
así charlan muy serios:
-De tanto como escribo - dice uno-
se me agota el tintero
y tengo que llenarlo siete veces
al día por lo menos
-Esto es natural - replica el otro -,
porque será pequeño,
no grande como el mío, donde caben
dos azumbres y medio.
- ¡Quita allá! - dice Juan. - Precisamente
el mío es tan tremendo
que, al ver que en una mesa no cabía,
en dos mesas lo he puesto.
- El mío no está encima de la mesa
- replicó el compañero -,
- porque es un tinajón que apenas cabe
de pie en el aposento.
Las exageraciones de ambos puntos
van creciendo, creciendo...
hasta que, harto de embustes, amoscado,
le dice Juan a Pedro:
-Lo dicho no es verdad. Tú no me achicas.
Yo, cada vez que quiero
mojar la pluma en tinta, cuando escribo,
no me bastan tinteros
y tengo que emprender un largo viaje
para lograr mi objeto.
- ¿Pues en dónde la mojas, alma mía?
- ¡La mojo en el Mar Negro!

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