Algo más
“La fiebre de un sábado azul
y un domingo sin tristezas.
Esquivas a tu corazón
y destrozas tu cabeza,
y en tu voz, sólo un pálido adiós
y el reloj en tu puño marcó las tres...”
Viernes 3 AM (Serù Giran, Junio del 79`)
“… ¿Que estoy mirando? ¿ a quién?
¿Soy yo? O ¿es otro? Soy yo a él que veo y no reconozco, o ¿es otro? ¿Soy yo al
que observo y veo raro? O ¿es otro? ¿Soy yo a quien escucho y no dice nada? O
¿es otro? ¡Qué buena pregunta! ¿Soy yo? O ¿es otro? ¿Era yo? O ¿era otro?
Viernes 3 AM, como el título
de la canción de Charly, agarré el auto
y me fui, lo pasé a buscar y lo encontré. Era un amigo, era mi hermano, era
algo más. Se subió, lo saludé, me
preguntó qué pasa, qué quieres, ¿todo bien?, me dijo. No respondí. Pensé, miré,
suspiré, volví a pensar, otra vez respiré, hice fuerza, no lloré. Pensé, no
quise, o si, o no quiero, o no puedo, o no me sale, o no intente, o no supe
hacerlo, no lo evité y al final lloré.
Se me pasó, me abrazó, también lloró, o no, no lo vi, pero lo sentí. No
sé qué dijo, seguro palabras lindas, no lo sé, o las intuyo.
Pasó algo de tiempo, media hora o
menos, capaz, tampoco sé. Volvió a preguntar y no respondí. Se preocupó, gritó,
pataleó, pero no hable. Me apretó la mano, me sacó las llaves, procuró saber
pero no pude, no sabía, no intente, no me salió. ¿Cómo explicarle? ¿Cómo
entendería?, ¿me entenderá alguna vez? ¿Era yo? O ¿Era otro? No lo sé, me preguntó ¿qué te pasa? No supe
responderle. “Es así”, dije algo, no entendió, o no quiso entender. “Ya está”,
dije yo, preguntó de nuevo pero tampoco entendió.
Volví a pensar si estaba bien, y
no, no pude responderme. Intenté abrir la puerta y no, al final no. No sirve,
¿para qué había venido?, si no lo iba a hacer. Charlé por primera vez, boludeces,
¿o no? No lo sé. Le expliqué, no entendió, otra vez. Dije que no era necesario
entender, porque capaz que ahora comprendía. Le di las llaves y me fui.
Me siguió, le dije que lo quería.
Ya estaba, ya no podía hacer nada, me dediqué toda la vida a evitar esto con
otras personas pero no pude conmigo. El disparo se escuchó, lo solté. Salí
corriendo, me entendió, se quedó quieto, o eso creo.
Llegué a casa, no vi a nadie, entré al baño, me miré al
espejo, y me pregunté ¿soy yo? Si sos vos, boludo, me respondió, era él, estaba
ahí. Era mi amigo, era mi hermano, era algo más que eso, eras vos.”
Me desperté y leí esto, ¿para
quién es?, no lo entendía, ¿lo escribí yo? Me levanté, vinieron Lucas y Joel,
los saludé. Carla me trajo el desayuno y me preguntó si los chicos podían
faltar a clase un día, ya que tenían ganas de quedarse y le dije que sí. Pero
que no se quejara después porque los tenía que cuidar.
Desayuné con ellos, jugué algo,
después no sé qué hice. Almorzamos juntos, me acosté un rato, me dormí, dormí
la siesta hasta las 6, un montón. Me desperté y miles de mensajes.
¿Por qué no viniste?, ¿Estás
loco? El fin de semana nos jugamos la final del torneo. Se define todo y ¿no
venís?, y cosas así, no entendía nada.
Carla y los chicos salieron a
hacer compras, trajeron facturas, preparé el mate. Joel me había dicho temprano
que había encontrado algo para mostrarme, me olvidé de preguntarle qué era,
cuando llegó lo hice. Buscó su tablet y encontró un video. Era un partido de
fútbol, un compilado de un jugador, muy bueno. Goles de todos lados, quedé
sorprendido. Era muy bueno, goles de todas las posiciones, de derecha, de
izquierda, de cabeza, de córner, de todo. En un momento frenó el video, repitió
una parte y me preguntó cómo hice para tirarla por arriba de la barrera ¿Cuándo
me vas a enseñar a hacer eso, a pegarle así?, agregó. Lo volví a ver al video y
le pregunté a Joel si ese era yo, ¿o es otro? Me miró y no me contestó.
Tocaron timbre, era la policía,
me nombraron, me buscaban, me decían asesino, que maté a mi amigo. Me
desesperé, no entendí nada ¿Cómo podía ser? No entraba en mi cabeza semejante
cosa. Joel no me llegó a responder, no lo vi más, se había asustado por la
policía. ¿Cómo podía ser yo? Imposible pensar semejante cosa, los policías
prosiguieron y me querían llevar.
Carla lloraba, me gritaba, yo no
decía nada, a los chicos no los vi más, me costó no resistirme, estaba seguro
que no había hecho nada y que todo esto era un error, o capaz si había hecho,
entonces me entregué y colabore.
Me sacaron encapuchado de mi
casa, no los vi, pero sentí los flashes de cientos de periodistas en la puerta
fotografiándome, me subieron a un patrullero. La gente me gritaba asesino.
Sentado en el auto, esposado,
sintiendo el ruido de la sirena, me puse nervioso. Lloré, lloré mucho, y me
pregunté, ¿soy yo? O ¿es otro?
Esa pregunta me la hice mil veces
más, no entendía como podía estar en esa situación, privado de todo, porque no
es solo la libertad, es todo, es tus amigos, es tu familia, son tus hijos, es
todo y es nada a la vez, porque ¿Qué es todo?. Mucho tiempo de preguntas sin
respuestas, y va a seguir porque no termina acá.
Me levantaba a la mañana me
tenían que venir a abrir, ruidos de llaves, de pasos silenciosos, de gatos por
los techos, de platos en el piso. Bañarme era un castigo, humedad, agua fría,
oscuridad y para que detallar mas. Estaba solo, sin nadie, me abandonaron sin
saber, yo tampoco sabía, si era yo o era otro.
Nunca quise declarar, no sabía
que decir, si esto no lo hice yo, o ¿si?, estas dudas matan. Esa duda me mató
de a poco, me destruyo, me carcomió. Me dolieron, todo me duele, que mas decir,
dentro de un rato se sabrá la verdad, o por lo menos la de la justicia, mi
verdad no la sé, ojalá un día la conozca.
Aprovecho ahora que estoy en un
baño limpio, en un lugar agradable, me hace acordar a mi casa, a ese baño donde
empezó todo, o termino todo, no lo sé.
Yo pedí salir de la sala, eso tengo claro, no podía escuchar
la sentencia sin venir acá, sin ver otro baño limpio, sin sentir este olor, sin
pensar que estoy en casa, sin poder darme mi última oportunidad. Esto no es una
despedida, es algo más, porque yo sé lo que va a pasar, pero no puedo evitarlo,
no sé cómo, no supe, y no voy a saber. Porque yo sé como todos se van a sentir
dentro un rato cuando el juez hable, me duele saberlo, pero nada va a
cambiar.
Me quiero fijar la hora, el juez
me dio cinco minutos, me olvide que no tengo reloj, y acá otro problema más,
seguro me vienen a buscar, no me quieren dejar disfrutar de este ratito que
miro al espejo y te hablo a vos, a vos.
Porque dentro un rato, cuando el juez diga mi nombre, cuando presenten
las pruebas, cuando todo esto sea pasado, cuando pase lo que no quiero, cuando
me sienta mal, cuando sienta que todo esto es injusto, cuando me parezca ver a
Joel entre la gente, cuando sienta un abrazo imaginario de Carla, y cuando el
mismo juez dicte la sentencia, mientras me seque las lagrimas, me voy a volver
a preguntar, ¿soy yo? O ¿es otro?
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