sábado, 23 de noviembre de 2013

“CONTATE UN CUENTO VI” - MENCIÓN DE HONOR CATEGORÍA C

“Esa etapa fue lo que soy”

Por Karen López Suarez
Alumna de 5º año de la E.S. Nº 2 “René Favaloro” de San Agustín

   Tengo un cuento para contar, sobre la vida natural. Se trata de la gente que no suele ser normal y busca refugiarse para poder sobrevivir entre los demás …
   Nací en Argentina, Buenos Aires. Cuando tenía 10 años, era una niña de pelo largo y una mirada fija y salvaje,  de vez en cuando aparecía en mi rostro una sonrisa y vestía siempre raro. Recuerdo que iba a la escuela, era todo normal, hacíamos las tareas y con ansias esperábamos el recreo. Con mis amigos jugaba cuando podía y las horas las dejaba pasar con carcajadas y aventuras. Sobre las hamacas solíamos volar. Era la mejor infancia que podía imaginarme, ¡qué lindo era ser una niña.!
    Sn darme cuenta un día me levanté diferente. Estaba preocupada,  pero no sabía qué me pasaba, solo decidí ir a jugar con mis amigas como si fuera un día normal. Durante unos meses me levanté sí, pero ya era una rutina, es decir, cuando una acción transcurre todos los días, uno se va acostumbrando y fue lo que yo hice, me acostumbre a sentirme diferente. Después de tantas mañanas así, me fue dando cuenta que ya no era una niña, esa con la cara de pícara y dos colitas en el pelo, un cambio me venía envolviendo, pero nada me alarmaba.
  Cada día ese “Cambio” iba creciendo un poco hasta que me inundó la tristeza y creía que todo estaba mal; todas esas cosas raras que me pasaban no tenían motivos y eso me inquietaba, como podía ser que distintos estados de ánimo me llegaran así como así y no podía saber por qué era.
   Luego empezaron a aparecer esos cosquilleos raros en el vientre que me daban un placer escalofriante, supe al tiempo que era enamoramiento. Mi primer amor…¡ valla que fue de verdad! Sentía que los chicos ya no me veían como una niña y si hablábamos era para llegar al punto en que dos personas posan sus labios para expresar todo aquello que no dice ni la mirada ni las palabras.
   Con mi primer amor, me sentí querida, era un amor distinto, era ir de la mano y sentir que nada pasaba alrededor. Con la mitad de la cabeza en la que aún esta esa niña, y la otra mitad de la cabeza que eran sentimientos totalmente mezclados como si estuvieran bailando. Con mi cuerpo totalmente cambiado, ya esos don puntitos rozados en mi pecho se habían inflado, mis caderas florecían y mi cara se iba revolucionando. Mi cabeza, estaba perdida!... Funcionaba a muchas revoluciones por segundo y no podía controlar lo que me quería decir.
   Ese amor tan grande que tenía con el tiempo se fue esfumando y mi pequeño mundo se fue viniendo abajo. Ahora me doy cuenta que estaba exagerando, pero no sabía cómo debía seguir, estaba cansada de todas estas cosas nuevas que me invadía y me provocaban una enorme tristeza, que me hizo un día intentar jugar a un juego del que no había vuelta. Muchas marionetas  me vigilaban, y tan solo eran mis amigos y familia.Me había dado cuenta con esto que seguía siendo una tonta niña, y a mi alrededor había muchos ojos privándome de vivir: ¡ qué mal la pasaba!
   Asi pasaron uno o dos años y de alguna manera tenía que seguir. Me fui haciendo más grande y todas esas cosas que me fueron pasando me sirvieron, porque era una lección que el tiempo me daba. Ya podía mirar las cosas, la vida de otra manera. De a poco, fui reconociendo que no era todo color negro. Me invadía un claro gris, que iba aclarando yo misma al pasar el tiempo. En el futuro, tenía que ser un colorido arco iris y  la artista que debía pintarlo era yo    Mi vida continuaba…
   Yo siempre supe que no era igual a los demás chicos, eso me alegraba, tenía otro sentido mi vida. Me interesaba posar y observar, fue como llegue a la conclusión de que las personas tienen su propio mundo, pero todo tienen una explicación ¿Por qué la gente corría de allá para acá? ¿Por qué la vida se basaba en una rutina que disgustaba a la mayoría? ¡Qué necias solemos ser las personas!
   La sociedad es el conjunto de todos nosotros. Somos víctima y protagonistas, Somo los culpables de todo esto, somos los culpables de no vivir la vida, que es más cara que muchos billetes acumulados, por lo  que todos parecían matarse.
   Sólo me interesaba pensar que la vida, ese regalo de dios, era una sola y no debía desperdiciar mi oportunidad. Es algo que no se necesita tener mucho dinero ni éxito para poder vivirla, solo se trata de sueños, de eso mismo y de hacerse mejor persona todos los días, aunque nos choquemos contra muchos muros. Supe que unos tornillos habían caído desde mi cabeza y no podía encontrarlos, mejor dicho no quería encontrarlos, esos tornillos no me dejaban ver las cosas que ahora son la razón de mi sonrisa y de mi futuro a seguir.
    Un día, luego de un tiempo largo, descubrí que tenía una carrera, a pesar de  haber pasado por tantas cosas más… que sin duda esas cosas, esas situaciones duras, llenas de felicidad, con preocupaciones, frustraciones, todo tipo de sentimientos me enseñaron más sobre lo que me interesaba realmente.
Porque todos esos errores me enseñaron más que cuentas de matemática, libros de historia y geografía, porque de eso se trata de aprender y absorber como una esponja todo lo que más podamos, para poder ser más sabios y defendernos mejor.
   Los años siguieron pasando, cumplí 30 y ¿saben qué? Tenía un amor, un amor real, al que le temía tiempo atrás. Le temía por todas las experiencias vividas y derrotas en él, pero también sabía que un día me llegaría y sería distinto ,porque el amor al final termina siendo el papel más importante en nosotros.
   Tenía a mi hombre, ese que no era el que había soñado, era todo lo contrario, pero lo mejor que hubiera imaginado, me envolvía su sensualidad, ese fuego interior que nos mantenía vivos y calientes cuando hacía frío.También tenía a mi familia y a mis amigos, esos que con el tiempo nunca perdí, esos que elegí un día, y supe que serían parte de mi gran vida siempre. Tenía un piano, en el que me sentaba a apoyar mis delgados dedos sobre él y cada ruido que sonaba me hacia volar, como si fuera un orgasmo
    Al final de todo, tuve lo que siempre quise, en mi alma soñadora. Fui, soy y seré “escritora”, Mis garabatos en las hojas expresaban lo que la gente sentía en su interior y no podía decir, Tuve éxito en ello, la sociedad me acepto, entendió mis historias, leían mis libros, este es mi verdadera vida.
   Debemos ser como somos y cumplir nuestras necesidades de soñar, aunque haya cien caminos por tomar. Tendremos que tomar uno, a lo sumo dos, y aunque en el viaje largo que recorremos sobre ellos, lleguemos a pensar que esto no era lo que esperábamos,  sólo les digo que tengamos paciencia, que sigamos a pesar de todo lo malo que nos rodea, ya que seguro vamos a ser muchas cosas.
   De eso se trata vivir, porque no tienen sentido ser millones de personas en el mundo si todos somos iguales, si todos son abogadas y todos sus días son iguales. Eso no cuenta como vida, eso es ser masoquista, sufrir por dentro, aunque estén contentos de ejercer esa carrera que tanto costo, al fin de los años se van a dar cuenta todas esas personas que cometieron su grave error, al seguir ese camino y dejar de lado sus sueños
    Y también se van a arrepentir de reírse de los locos, como yo, de los locos, con los pelos parados y raros atuendos, pero que en verdad entendemos de esto, de la vida, de luchar y ser lo que somos , locos/as felices. Y ellos, qué decir de esos que se  reían de mi, creo que ofender es feo y no tiene sentido , pero con esto seguro que van a pensar y querer tener otra vida para poder darle sentido. Para todos eso: ¡pobres infelices! Miren a la rara de ayer, lo que es hoy, igual de loca, pero ahora yo me río de ustedes.


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