sábado, 14 de noviembre de 2020

Contate un Cuento XIII Categoría A

 

El ombú

Bianca Spinetti, alumna de la E.E.S.N° 10

 

Todas las tardes personas y animales de distintas clase iban a ver al gran ombú (les explico que el ombú es un gran árbol que saca sus raíces por fuera de la tierra). Aquel ombú era el más viejo de ese bosque, y, también, el más sabio. Todas las personas lo respetaban... quizás estamos exagerando, no todas.

Existía un hombre muy rico, y por esto muy presuntuoso, que no le tenía la menor consideración, ni a él, ni a nada... Y tenía planes que evidenciaban esto. ¡Quería hacer una gran fábrica de lápices, y para tal fin necesitaba madera, toda la que pudiera recolectar!... Bueno... Él no... sus empleados, y también quería hacerse del gran espacio que este bosque ocupaba.

Con sus planes en mente, fue a visitar el lugar en el que próximamente estaría su gran empresa. Miró y examinó cada rincón... y vio que era bueno, de hecho, era un gran lugar! Incluso tenía muchos animales... "hasta voy a poder vender estos animales para comprar materiales de construcción-se dijo- ¡¡¡Este lugar es una mina de oro... solo un tonto no lo notaria!!! ¿Qué circo o zoológico no pagaría fortunas por tener estos increíbles animales?"

Decidió entonces talar el bosque, con todo lo que esto implicaba para la flora y fauna del lugar... árboles talados, destinados a ser aserrín en una fábrica fría y sin vida, y los animales... encerrados en jaulas por el resto de sus vidas, condenados a ser blanco de miradas curiosas de personas que pagarían un boleto para verlos.

¡El desastre se aproximaba al bosque y sus habitantes!

Alarmados por los ruidos de las maquinarias, los animales, y también los árboles entraron en pánico, sabían que no les quedaba mucho tiempo, la vida que siempre tuvieron, y la única que conocían estaba a punto de desaparecer...

El ombú se enteró de esto, sin dudarlo un instante pidió ayuda, mediante sus raíces, a todos los árboles que se encontraban a su alrededor, y estos a su vez hicieron lo mismo, alertando hasta al arbolito más pequeño del lugar.

Aquello fue algo nunca visto, y que, probablemente, no se vuelva a ver en mucho tiempo... árboles de todos los tamaños y colores, liderados por el viejo ombú, se unieron para proteger su hogar y las criaturas que vivían en él. Llegaron a un acuerdo: "hay que detener a los hombres!"

                                                                          Y así se organizaron.

Cuando llegó el gran día de la tala estaban todos listos y preparados para defender lo que era suyo: los primeros taparon el paso de los hombres con sus ramas, tratando de impedir el acceso al corazón del bosque, donde los árboles más viejos estaban, y donde también estaban los animales, espectadores de toda esa barbarie .Los hombres solo se quejaban, enojados, por las dificultades que estaban teniendo, y, agarrando hachas y cuchillos, comenzaron a cortar las ramas...

El bosque temblaba de dolor.

                Las lágrimas del ombú fluían

                                            como savia por su corteza,

                                                                                       pero había que continuar,

 fue así que recibieron la  orden  los sauces, ¡era su hora!

  Sauces eléctricos y llorones con sus flexibles ramas envolvieron a los trabajadores y a sus máquinas, con sus lianas ataron y elevaron a los hombres más cercanos. ¡Esto lógicamente los asusto!, ¿los árboles los estaban atacando? Muchos de ellos salieron corriendo despavoridos. Solo quedaban 4 trabajadores junto al ambicioso hombre de negocios... estaban impactados, no podían entender qué era lo que estaba sucediendo. Alterado por el curso de los acontecimientos, y no dispuesto a perder el espacio para su gran empresa, el hombre pensó y re pensó la situación... "es el ombú el que da las órdenes a todos los árboles"- se dijo a sí mismo... Entonces con la única máquina que quedaba al alcance de su mano se abalanzó sobre el gran ombú, dispuesto a talarlo y terminar con todo esto de una buena vez. Estaba a solo pasos de lograr su objetivo, cuando de pronto... tropezó con una gran raíz, una muy gorda y vieja. ¡Decir que voló por los aires sería la mejor forma de explicar la situación... el hombre salió disparado!  solo un pantano hediondo y lodoso detuvo su viaje, y esto no es todo, los cuatro hombres que le acompañaban tuvieron el mismo fin, uno por uno.

¡La anécdota de como rescataron a estos hombres es graciosa y embarazosa... pero esa es otra historia! La que hoy les estoy contando tuvo un final feliz, la sabiduría y rápido actuar de ese viejo y sabio ombú dio como resultado que tanto los animales como los árboles pudieran preservar su hogar. El miedo pasó, las ramas cortadas volvieron a crecer, nuevas hojas nacieron, y lo que quedó de todo esto fue una gran historia por contar. Hoy   por admiración, miedo o respeto nadie se mete a irrumpir la paz del bosque... no vaya a ser cosa que se encuentren con una pandilla de árboles enfurecidos... liderados por un poderoso ombú.

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