sábado, 14 de noviembre de 2020

Contate un Cuento XIII Categoría C

 

El mundo se está muriendo

Jazmin Piriz, alumna de la E.E.S.N° 1 “Antonio González Balcarce”


No muchos le tomaron importancia en su día.

No importaba lo que individualmente una persona hiciera para tratar de mejorar la situación, ¿Qué más da si reciclas, si no ensucias o si cuidas al medio ambiente? Lo que tú, pequeño individuo, hagas con tu vida, no es nada comparado con el desastre que los poderosos de arriba hacen por su codicia.

Ellos no querían parar y no pararon, hasta que fue muy tarde.

Me apena decir que con mis quince años de edad jamás he podido ver aquello a lo que los ancianos llaman bosque y creo que nunca podré ver uno, dejaron de existir hace mucho tiempo.

“El mundo se está muriendo.”

Eso es lo único que repiten las noticias, llenos de arrepentimiento por un pasado que no es culpa de nuestra generación, pero que nosotros no podemos cambiar y que ahora nos toca pagar. La gente está aterrada, muchos rezan y ruegan a sus dioses, desesperados por un último ápice de esperanza, pero eso no existe, ya no. Plegarias de piedad rogadas al viento, no son nada más que eso.

El mundo se está muriendo, eso es todo lo que sé.

Tengo hambre, hace mucho que no hay comida y el oxígeno se está acabando. Mamá y papá me habían dado de lo último que habían comprado antes de ir afuera por más. Es todo un tema, llegamos al punto de pagar por el derecho de vivir.

Lloro con desesperación, mientras miro hacia la puerta y ventanas cerradas. Mamá y papá no han vuelto en días y me siento de pronto como toda una niña perdida.

Los llamo, aunque sé que no van a contestar.

¿Mamá? ¿Papá?... Sé que dije que podría sola... Pero tengo miedo. Mamá, el oxígeno se está acabando, me duelen, me duelen mucho los pulmones…

Sólo me queda escuchar el terrible viento seco que golpea la casa, no necesito verlo para saber que afuera un torrente de polvo está acabando con los pocos que allí deben quedar de pie. Tiemblo mientras abrazo a mí muñeco favorito, es muy infantil, pero es el único consuelo que tengo actualmente.

Hace mucho frío, y apenas puedo notar las cosas de mi hogar con la terrible oscuridad que desde hace semanas he soportado, hace mucho, mucho tiempo que no se hace de día. La monocromía de tonos negros invade mi pobre vista azul, brillante ante tal ausencia de luz que para soñar requiero. Es la desesperanza hecha en vida, la negrura, que refleja lo que el alma en lo corpóreo no podría expresar, ¿Será por el polvo?... Me gustaría saber más, quizás así tendría menos temor.

Nunca atendimos a nuestro mundo. Nos preocupábamos únicamente por encontrar a otros pares en distantes planetas, con una inteligencia superior o similar, aun cuando sólo hayamos los restos de una civilización muerta como la sombra de lo que alguna vez fue y como el reflejo futuro de lo que sería de nosotros, en un sitio completamente inhabitable.

Hoy sólo los privilegiados podrán volver a ver las estrellas, buscando y dejando a la suerte sus vidas prolongadas, mas no eternas. Me pregunto en estos momentos si esto es el mero infortunio, o si es parte de un ciclo que ya se ha repetido y se repetirá, ¿Acaso alguien nos encontrará? Quien sea, ojalá se libre de este destino...

Mi nariz sangra, lo seco del ambiente me está torturando y el oxígeno ya se acabó, pero yo comienzo a sentir cada vez menos.

Qué suerte, creo, es como si ya me estuviera sintiendo mejor.

El sueño comienza a ganarle al dolor, ¿Eso está bien?... Ya no puedo pensar, así que trato de no cuestionarlo.

Una extraña paz inunda mi cuerpo y ahora únicamente puedo sentir el débil tacto de mi piel con la tela suave de mi muñeco. Me hace sentir que no estoy sola, entonces está bien, eso es todo lo que importa.

Escucho la voz de mamá, pero ella no está en ningún lugar, no lo entiendo, pero tranquiliza un poco el llanto que no ha cesado por el dolor.

Cierro mis ojos, confiada, ya no me preocupa, estoy segura de que papá llegará pronto.

...

El tiempo pasó antes de que cualquier cosa volviera a pisar aquellos suelos áridos y hostiles, completamente desolados desde hacía ya millones de años.

- ¡Encontramos algo! ¡Encontramos algo!

Festejaban los seres extraños del exterior, provenientes de un planeta cercano, que en su momento no era más que una roca errante y sin vida, mientras que uno de sus robots invasores cavaba en aquellas tierras rojizas, encontrando un esqueleto en posición fetal, pequeño en estatura, más de lo esperado, que parecía no llegar a la etapa adulta.

- ¡Encontramos rastros de vida en Marte!

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