Con la edad de 14 años Nicolás hacia su vida como un mayor,
a él no le importaba nada solo las drogas y el alcohol. Su madre Laura ya no sabía qué hacer para que el niño
la respetase como debía respetar un hijo a su madre
Una noche lluviosa
de mucho viento Laura esperó a Nicolás con la comida sobre la mesa, como todos
los días, pero pasaban las horas y no aparecía en su casa. Un rato después se escuchó un ruido. Parecía que pateaban la
puerta, Laura ya estaba acostumbrada a ese tipo de cosas y demasiado
cansada, ya no sabía qué hacer para que
le hiciera caso. El joven siempre aparecía borracho y muy agresivo. El muchacho
entró a la casa con una botella de alcohol en cada mano, empujó a su mamá para
que le diera paso y comenzó a romper todo y a querer pegarle a su propia madre.
Julia, su hermanita más pequeña estaba muy asustada porque no le gustaba ver a
su hermano perdido en el alcohol, la mamá le dijo que no se preocupara que todo
se iba a resolver e iba a estar todo bien, la niña se tapaba sus oído para no
escuchar como su hermano gritaba y rompía cosas. La mamá no podía parar de
llorar porque le hacía muy mal verlo así, no quería llamar a la policía porque
sabía que lo iban a meter preso ,ella no quería eso para su hijo…
Al día siguiente
Laura despertó para ir al doctor, tenía que hacerse unos controles. Ese mismo
día fue cuando descubrió que tenía leucemia, lo primero que pasó por su mente
fueron sus dos hijos, ella quería lo mejor para ellos. Decidió no contarle nada
a nadie, lo ocultó por unos días, pero
su hija lo descubrió al ver sus estudios, Laura le habló a ella , le pidió que
no se lo dijera a nadie ya que ella quería seguir su vida como lo estaba
haciendo.
Días después
volvió a suceder la misma rutina de siempre, el adolescente llegó borracho y
drogado. ¡La niña ya no aguantaba más! Le dolía mucho ver a su madre llorando
todos los días sabiendo que ella trabajaba para darle todo lo mejor y él no
valoraba nada. Julia no se pudo contener y al ver que el muchacho estaba a
punto de pegarle a su mamá gritó con el llanto en la garganta ¡“Mamá tiene
leucemia”! Nicolás la miró con sus ojos llenos de lágrimas y salió corriendo
muy apurado.
La mamá miró a su
pequeña, no podía creer que una jovencita se diera cuenta de las cosas con tan
sólo 10 años, la niña la abrazó y
llorando le dijo ¡“SOS UNA PELEADORA Y UNA MADRE EJEMPLAR, DE ESTA ENFERMEDAD
SALIMOS JUNTAS”! . “Mi enfermedad se va a curar el día que tu hermano salga de
todo el mal” dijo su mamá y lloraron juntas.
Una semana más
tarde Laura llegó de trabajar muy cansada, se recostó un rato, Julia estaba en
la cocina haciendo los deberes, cuando escuchó que habían golpeado la puerta,
era Nicolás. La niña no lo podía creer que su hermano había regresado y en buen estado, se abrazaron fortísimo y
estuvieron hablando horas hasta que su mamá despertó. Cuando fue a la cocina,
se encontró con la sorpresa de que su hijo había regresado. Nicolás le aseguró
que solo quería hablar con ella y fue ahí donde el joven le contó que estaba en
un grupo de ayuda para poder salir del alcoholismo, se dio cuenta que estaba
perdiendo todo su tiempo sin poder llegar de cole y darle un abrazo y también
se sintió culpable por su enfermedad .
Laura llorando de la emoción no podía creer lo que estaba sucediendo. Ella lo
que más quería era que su hijo volviera a ser como antes. Los abrazó a los dos
y les dijo “Es lo mejor que me pasó en la vida”.
Esa misma tarde
Nicolás fue a la vuelta de su casa. Allí
se encontró con un amigo, quien lo saludó y le preguntó por qué no había
ido a tomar con los chicos ese día. El joven le contestó “¿sabes por qué?
Porque me di cuenta que una madre es mucho más importante que andar bebiendo y
drogándose, el amor de ella es único, todos estos meses la estaba perdiendo, la
enfermedad que ella tiene ahora es todo por mi culpa y yo mismo la voy ayudar a
salir adelante de ahora en más nada malo le va a pasar, por eso “DISFRUTÁ DE TU
MADRE ANTES QUE SEA TARDE.”
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