Plimton entre lo complejo y lo real
Génesis Alexandra Mansanilla Linares
Trujillo -Venezuela
En un universo
infinito cualquier cosa da problemas, pero esta vez son los números quienes lo
tienen.
Así comienza nuestra
historia en el planeta Plimpton, un mundo mágico y maravilloso donde vivían los
números reales y sus familiares, preocupados por no hallar la solución a uno de
los tantos ejercicios del legendario italiano Ruffini, de tal manera que
debatían las mil formas para resolverlo y como ninguna daba resultado; los
enteros se cansaron de tantas pruebas y se levantaron de sus asientos diciendo:
-Es evidente que la
solución no la tenemos nosotros, debemos buscar a otra clase de números para
que juntos encontremos la respuesta a semejante problema matemático.
-¿Pero a quién
podemos recurrir? –preguntaron con preocupación los irracionales que se oponían
a dividir a todo el mundo-.
-¡Llamemos a los
eruditos, me refiero a los complejos! –Respondieron los naturales, que eran muy
elementales.
Estando de acuerdo
todos los presentes fueron solicitados en el planeta Plimpton, los famosos por
su sapiencia, los Complejos.
El tiempo junto con
sus caprichosos minutos y segundos iban pasando, de pronto, llegaron en una
elegante vonal el conjunto de los irracionales, quienes miraron a su alrededor
esperando ser recibidos. Los reales quienes pensaban que eran los reyes de
universo contaron todo lo que estaba sucediendo, la cantidad de raíces que
habían pensado y su intento infructuoso.
La casta italiana se
hizo presente llegando los hijos de Bombelli los imaginarios, muy cultos
estudiaron dicho ejercicio en menos de cinco minutos, concluyendo que para
finalizarlo era necesario su presencia, abriéndose paso entre la multitud,
fueron desfilando distintos tipos de cifras quienes incluyéndose en el
ejercicio pudieron terminarlo correctamente.
Asombrados los
enteros que muchas ocasiones fueron negativos a buscar la solución, ahora
estaban algo optimistas y positivos por la aclaratoria expuesta por los sabios
complejos, al partir ellos se despidieron agregando:
-Algunos ejercicios
requieren cifras más extraordinarias y de mayor rango.
En ese instante
abandonaron el lugar dejando absortos al conjunto de los reales, que desde
hacía muchos años tenían asperezas con los imaginarios, debido a su petulante
actitud. Sin embargo, los racionales saltaban de alegría por la forma tan fácil
de solventar la situación, propusieron a los demás la idea que los dos grandes
conjuntos de la Matemática vivieran todos en Plimpton ayudándose mutuamente,
pensamiento que no agradó a la presumida Simbología, quien molesta exclamó:
-¡Es absurdo! ¿Cómo
se puede vivir con dígitos tan vanidosos? ¡Sólo a ustedes se les ocurre!
-Pero, no es la
primera vez que ellos nos ayudan, debemos retribuirles el favor, seríamos un
gran equipo –suplicaron los racionales.
-¡No estamos de acuerdo!
–Gritaron con desenfreno el resto de los números-.
-Vendrán muchas
dificultades –aseguraron preocupados los Naturales.
Tiempo después en su
alta esfera los números complejos irónicamente exclamaron:
-Tan inteligentes, de
sirvientes serán buenos los racionales.
-A ver con que
saldrán estos rechazados, no pueden ser comparados con nosotros, pues nuestras
operaciones son eficientes y rápidas.
Al escuchar tal
cuestionamiento los racionales se ofendieron decidiendo volver a su grupo de
donde nunca tuvieron que salir, una vez organizados las operaciones fueron
fáciles, en ese momento…
-¡Victoria! ¿Por qué
duermes en clase? –Llamó la atención el profesor de Matemática-.
-Disculpe profe, es
que ya tengo la solución del ejercicio y la explicación al problema de los
números, es algo complejo y real.
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