-Señor: es fuerza que la sangre corra
-dijo al león, solícita, la zorra -;
sin cesar, el estúpido jumento
de ti murmura con furor violento.
-¡Bah!-respondió la generosa fiera-;
déjale que rebuzne cuanto quiera.
Pecho se necesita bien mezquino
para sentir injurias de pollino.
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