domingo, 23 de junio de 2013

¡OH, TARDE LUMINOSA! Por Antonio Machado

¡Oh, tarde luminosa!
El aire está encantado.
La blanca cigüeña
dormita volando,
y las golondrinas se cruzan, tendidas
las alas agudas al viento dorado,
y en la tarde risueña se alejan
volando, volando...

Y hay una que torna como la saeta,
las alas agudas tendidas al aire sombría,
buscando su negro rincón del tejado.

La blanca cigüeña,
como un garabato,
tranquila y disforme ¡tan disparatada!
sobre el campanario.

1 comentario:

  1. Este poema lo recitaba mi viejo cuándo nosotros éramos niños, exagerando las declamaciones para hacernos reir, allá por los años 70s

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