Al pie de un árbol gigante
me estuve oyendo a un zorzal.
Trino más lindo a otra ave
no oí en mi vida jamás.
La copa oscura del árbol
se aclaraba a su cantar
y entre las ramas brillaba
la divina inmensidad.
Cuando me alejé del árbol
a la luz crepuscular
lo vi todo florecido
del canto de aquel zorzal.
Hola
ResponderEliminara este bello poema, hace varios años que le puse música y lo acompaño con guitarra...