jueves, 4 de julio de 2013

Balada del hombre que camina por el aire - Ezequiel Feito

Paso a través de paredes de niebla
y a través de cortinas de luz palpable
como el maravilloso péndulo que un reloj vivo
le da vida estando muerto.

Danzando voy por el cielo sin otra esperanza ni otro camino
que la graciosa curva que recorren mis pies en el aire
en un caminar saturado de estrellas.

Cosecho en el día las aves que a mí se aferran con sus ojos muertos.
En la noche
juego con estrellas distantes y lejanas que ya no fatigan mis ojos.
En las tardes despido al día, y en las mañanas
soy como otro pájaro, que abiertas sus alas en celeste,
estrena su graciosa danza.

Danzando voy sin otra esperanza ni otro camino
que el que recorren mis pies en el aire.

Escabel de nubes, almohada de luna, débil me despierto
a la rutina de un movimiento no buscado
que encuentra en mí su títere sencillo,
su alma lisa,
su liviano cuerpo que sin cesar danza
una música solo por él oída.

Danzando voy sin otra esperanza
que los graciosos caminos que abren
mis pies en el aire.

Tu que contemplas mi fragilidad de cielo,
¿sabes que fui vivo, y que algún día
mis pies, como los tuyos, estuvieron en la tierra?
¿Y que tuve edad de amar y ser amado
sin otra condición que la existencia?
¿Piensas que un alma sensible habitaba
el abandonado palacio que en la altura juega?
¿O crees que todo fue como es ahora,
que perdida la esperanza en esta tierra
ya no hay paz ni remedio que alcanzarle pueda?

Danzando voy por el cielo sin otra esperanza ni otro camino
que la graciosa curva que recorren mis pies en el aire
en un caminar saturado de estrellas.

Si no sale de ti la piedad de una mirada,
mira al menos mi danza, si te alegra.


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