I
Un rancho que muy de a poco
se le va haciendo tapera.
Se ha ladeado el mojinete
del peso de la cumbrera.
Le han sobado las paredes
el viento y los aguaceros
y algunas partes del techo
ya quieren tocar el suelo
Treinta años, casi una vida.
Hombre diestro en su labor.
Trabajó de peón de campo
y con el mismo patrón.
Muchas veces vi a Nicandro
guitarrear bajo el alero
¡Qué triste serían sus coplas!
¡Qué atento escuchaba el perro!
II
Así es la herencia del pobre
que ha honrado su proceder.
Cosas que ya nada valen,
recuerdos son del ayer.
Patio grande emparejau
a malambos y rancheras,
lo cubrió un manto de yuyos
ahogando su polvareda.
Otra cosa fue el pasado.
¡Qué alegre que era el lugar!
No faltaban musiqueros
ni mozas para bailar.
Muchas veces vi a Nicandro
guitarrear sobre el alero
¡Qué tristes serían sus coplas!
¡Qué atento escuchaba el perro!
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