jueves, 4 de julio de 2013

Olimpíadas en el “Alas Balcarceñas” - Enrique Spinelli

Con motivo de celebrar su 25 aniversario, el club “Alas Balacarceñas” realizó un importante programa de festejos cuyo eje fue una formidable olimpíada que incluyó muy diversas disciplinas. A continuación se presenta un breve informe de lo ocurrido en cada una de las pruebas.

1. Captura del chancho enjabonado.
Se eligió un chanchito rápido y ágil que fue prolijamente engrasado con margarina, aceite de girasol y grasa de litio. La suelta se realizó a las 19:00 en la vereda del “Alas Balcarceñas”. El porcino salió disparado como un cuete por las calles del barrio, perseguido por hordas de niños, de jóvenes y de ancianos. En menos de 10 minutos, 5 candidatos se presentaron reclamando el premio; cada uno de ellos con su respectivo chancho. Ante esta situación, la Comisión Directiva tomó una solución salomónica: se cortaron los 5 chanchos por la mitad y se pusieron al asador. Cada uno de los ganadores se hizo acreedor de una tarjeta para asistir a la cena de cierre sin cargo.

Chuleta Martínez fue descalificado por conducta antideportiva al presentarse con dos pollos reclamando el premio. Las aves fueron aceptadas para engrosar la cena.

2. Maratón.
Esta prueba se desarrolló en forma clásica, iniciando en la colombófila, siguiendo hasta el canal, regresando por calle 40 hacia Uriburu, Plaza Libertad y meta en la sede del club. Hubo sospechas de muchos actos no-éticos, pero como los organizadores no pudieron fiscalizar todo el recorrido, otorgaron el premio al atleta que les pareció más cansado. Ganó el Mirlo que ese día se había levantado a las 11:30.

3. Palo enjabonado.
Se instaló un poste de eucalipto y en su extremo superior se colocó un sobre con una tarjeta donde se consignaba un premio sorpresa.

La estrategia de esta disciplina es sumamente compleja y estresante. Por un lado conviene esperar que pasen varios participantes, para que el paso de éstos reduzca el nivel de jabón sobre el palo; pero hay que estar muy atento a que ningún talentoso intente la trepada. Si éste toma el sobre, el juego concluye y perderemos sin haberlo siquiera intentado: nada más frustrante para un deportista.

A los muchachos se les había ido la mano con el jabón y parecía imposible llegar a la cima. Pasaron 315 participantes y nadie logró tomar el sobre. Marmorato, conocedor de la composición de los presentes advirtió el problema: un premio sorpresa en un sobre era una desabrida abstracción. Nada menos atractivo que una abstracción; nada menos motivador que el 3, el 15, la tabla del 14 o una novia por carta.

Marmorato subió al techo de la sede y desde allí instaló en la punta del palo una botella de vino 3/4 con dos salamines atados en el pico. Soguita, que hasta ese momento se había mantenido al margen de la competencia, se abrió paso entre la multitud y poseído por una vitalidad nunca antes vista en él, en 3.12 segundos estaba nuevamente pies en tierra con el premio en sus manos. El Dr. Garsú lo atendió al observar que su estado de excitación que no decaía, pero rápidamente logró aplacarlo entregándole el sacacorchos.

4. Carrera de palomas.
El deporte suele exigir un desgaste físico importante y por eso los muchachos del Alas lo alternaban con carreras de palomas o de sapos donde el desgaste es ajeno. Como cierre de la serie de competencias se realizó una carrera de palomas sobre el itinerario Quequén-Balcarce y se instituyó el premio “Pedro Palomo Flash”, en honor a un celebre atleta del palomar de Chuleta Martínez, hoy retirado de las competencias y dedicado a sus tareas de semental.

La suelta se realizó en la estación de Quequén a las 16 hs. Una hora después se divisa en el cielo la imponente silueta de Elba, la más pulposa paloma de Nigro, pero no ingresa al palomar. Su dueño, desesperado, sube al techo e intenta capturarla para extraerle el anillo pero no lo consigue. La competencia fue ganada por Pipo, un joven palomo de Martinez.

5. Cena de cierre.
Los actos culminaron con una cena. La entrada fue un salpicón de ave conformado por los pollos de Chuleta y las pechugas de Elba. Continuaron con vino, lechón, vino, ciruelas, vino, pastelitos, vino y aplausos. Aplausos porque el Turco Alcoyana sube al escenario:

-Estimados amigos. Es una gran alegría para mí que ustedes estén alegres. Y aun más alegría me da ver que ustedes están alegres por mi alegría. Nuestras alegrías se sostienen una con la otra y ahí esta la fuerza. Es mi deber y mi compromiso; es vuestro deber y vuestro compromiso mantenerse alegres. …. Gracias….y Alegría!
 
                                                                           

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