Alas de Mariposa
Rocío Guadalupe Dominguez, alumna del Instituto Madre María Sara Lona de Salta
"Antiguamente, la mariposa era el emblema del alma y de la atracción inconsciente hacia lo luminoso, símbolo del renacer. Se creía que la transformación asombrosa de la mariposa era similar al viaje del alma de un cuerpo terrenal a un cuerpo espiritual. Es símbolo de inmortalidad, de renacimiento y resurrección"
Mariposas...Las mariposas son plena delicadeza, dicen que un pequeño aleteo puede causar un gran huracán.
Una vida de calle, es una vida de experiencias en primera fila. El señor Bergolis tenía el primer boleto a cada función de vida que pasaba frente a sus ojos. Siempre a las 16:30, se encontraba sentado en la placita de la ciudad, sin importar la estación; verano o invierno, lluvia o sol cegador, siempre estaba allí. Miraba a los niños jugar, a los adolescentes reír, y a los adultos preocupados sin vivir. ¿Por qué? Por una mariposa.
Le gustaba hacer anotaciones en una gastada libreta. En una de sus páginas se podía leer:
”Junio 6 de 1950
Una pareja de jóvenes caminaba, con helados en mano, por aquellas calles asfaltadas, donde transitaban autos con guardabarros exteriores y cajuelas alargadas con faros expuestos, colores verdes, negros y rojos. Había negocios de ramos generales, con todo lo que uno necesitaba, y con mucha clientela, podría decirse, una ciudad tranquila y acogedora.
La vida de esa pareja era guiada por la suerte, se casaron al cumplir la mayoría de edad. Ese día, todo el lugar había sido decorado con Mariposas, así se conocieron ¿por qué no usar la razón por la que estaban unidos? El joven trabajaba en el sector de atención al cliente en una empresa que estaba comenzando su auge y la chica se quedaba en casa cubriendo los quehaceres y cuidando a sus hijos. El tiempo libre siempre lo pasaban juntos, y así también la vida se les fue acortando. Los niños se convirtieron en adultos y los adultos volvieron a ser niños"
En otro tramo detuvo su mirada y leyó:
“Estación invernal de un año que me dejó huérfano de amor...
Una tarde nublada, 16:30 para ser exactos, el hombre de pelo cano y andar cansado, se encontraba junto a su amada, en la cama de aquella habitación donde habían dado su primer beso. Ella dijo "no creas que porque cierro los ojos ahora, dejaré de mirarte desde donde sea que vaya" .
A lo que él respondió "siempre llevaré tu mirada en mi corazón y en mi mente". Completaron aquel pacto con un pequeño beso, uno tierno y el último de aquel atardecer de la vida; no fue un "hasta nunca", fue un "hasta luego".
Así, aquella mujer de piel ahora pálida y cabellos color platinado, dejó el mundo de aquel hombre.
Él estaba devastado, cuando un pequeño ruido le llamó la atención. Con un leve movimiento, volteando su mirada hacia la ventana, la vio: una mariposa; posada en el marco de la ventana, sus colores eran peculiares, unos que nunca había visto. De repente todo dolor, preocupación, tristeza y soledad desaparecieron, trayendo completa paz.
La mariposa salió volando hacia el cielo que se había despejado, aquel hombre anciano se asomó a la ventana y, ahí abrió realmente los ojos. Vio todo, su felicidad, sus recuerdos, su vida."
Una tarde más, él estaba sentado a las 16:30, como siempre en aquella plaza, entonces una joven que lo había visto muchas veces allí le preguntó:
- Disculpe, varios días he pasado por el supermercado, y siempre lo veo aquí ¿puedo preguntarle por qué?
Bergolis, quien tenía su sombrerito gamuzado y el broche de mariposas en su bolsillo derecho del saco a cuadros, la miró y le dijo:
- Por las mariposas, querida mía, por las mariposas"
Entonces, la invitó a sentarse a su lado y en ese instante ocurrió algo mágico. Miles de Mariposas comenzaron a salir de los árboles de aquella plaza, un espectáculo que sólo algunos podían apreciar. El viento cantaba al compás del aleteo de aquellas criaturas delicadas. Y la belleza era todo lo creado.
“Las mariposas pueden causar huracanes con un solo aleteo, los humanos podemos hacer huracanes en el corazón de la persona que queremos.”
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