viernes, 19 de noviembre de 2021

Concurso literario narrativo CONTATE UN CUENTO XIV - Cuentos participantes destacados Categoría D

 

El árbol de los pájaros

Margarita López, alumna de EPA 702 de Balcarce

 

       Era un día hermoso soleado como nunca antes, de esos que hacen dar las gracias por estar vivo. Y las dos amigas Marta y Haydeé decidieron caminar, charlar como siempre lo hacían. Al  pasar por una casa, vieron un árbol con muchos pájaros, llenos de nidos y vida por todos lados. Se asombraron muchísimo, el árbol era grande, inmenso, era el refugio de diferentes especies de aves con cantos y colores brillantes. Se miraron de manera cómplice y como eran muy curiosas, decidieron tocar timbre en aquella vieja casona e investigar el asunto. Así lo hicieron, pero nadie atendió, hasta que en la tercera vez salió Alicia, la dueña de la casa, una señora un tanto baja de estatura pero de voz muy profunda, que para su sorpresa las atendió muy amablemente. Luego de mirarlas directamente a sus ojos y observarlas, les preguntó qué deseaban. Las dos amigas, un poco arrepentidas, pero muy intrigadas todavía, les dijeron: _”Caminábamos por aquí. Otras veces cruzábamos en la calle anterior, pero ahora al pasar y mirar ¡estamos muy asombradas al ver tantos pájaros y tan diferentes en el árbol!, no entendemos cómo es posible esto..._” le plantearon bastante desconcertadas.

    Para su sorpresa la dueña las hizo entrar y pasar directamente al patio trasero de la casa y les mostró el árbol. Era un árbol inmenso, que cobijaba a multitud de especies. Ahora de cerca incluso, se veían aún más impactante e imponente, era un espectáculo increíble. Alicia, observando lo sorprendidas y absortas que estaban aquellas mujeres, decidió compartir su historia y comenzó a explicarles. Fue su papá quien lo había comprado y plantado con sus propias manos, allá por los tiempos en que la llanura era bien llana y sin ningún árbol. Como la mayoría de los inmigrantes, amaba la tierra y lo que esta producía. Esa semilla venía desde tierras lejanas, desde el otro lado del Océano, o quizás más...eso contaba su padre cuando era muy pequeña.

     Él siempre les relataba  que era una semilla muy especial, que con cuidados crecería pero sobre todo necesitaba mucho amor y cariño. De esa manera llegaría a ser un árbol muy distinguido y especial.   Sin embargo este dicho parecía no cumplirse, ya que  al principio era un arbolito común y corriente, con sus ramas pequeñas y frágiles, un tanto opaco.

     Fue entonces cuando sucedió el cambio. La propia Alicia recuerda, que de repente una mañana de un día soleado como hoy, sus ramas se hicieron fuertes, sus hojas cuantiosas y muy verdes. Después el tronco creció y creció, se hizo enorme y al mismo tiempo empezaron a venir pájaros de todos lados de diferentes especies. Lo que más llamaba la atención de las aves era el plumaje de  distintos colores junto con el canto tan alegre y variado. Bandadas y bandadas de aves asomaron por el horizonte, se acercaron y batieron sus alas multicolores hasta posarse en las ramas del robusto árbol. Y así fue como la semilla que su padre plantó se convirtió en un verde refugio para aquellos alegres animalitos.

      Entre palabras, cantos y bandadas, las tres señoras: Alicia, Haydeé y Martha, entretejieron anécdotas, recuerdos y carcajadas. Todos los días se reencontraban a la misma hora debajo de la sombra del gran árbol y volaban con su imaginación hasta lugares más lejanos que aquellas aves. Las personas que pasaban las miraban y escuchaban sus risas, pero no entendían nada. ¿Qué miraban en el horizonte, por qué reían o que las hacía señalar al mismo lugar? Sólo ellas lo sabían...cuando alguien pasaba por aquel sitio, nada más veía a tres señoras viejitas, con ropa desgastada, personajes y lugares imaginarios. Pero ellas no. Ellas creían y vivían la historia  que el papá de Alicia le contaba cuando era una niña, una y otra vez. El árbol era tan especial, abarrotado de aves y sus trinos alegres, como las personas que lo veían, pero sólo ellas lo sabían.

    Para las tres mujeres, ese asombroso árbol era tan real como el sol que las acariciaba o el aire suave de la brisa matinal. Los demás creían que estaban locas, que habían perdido el juicio; pero ellas, conocían la historia de Alicia. La del árbol de los pájaros, que como decía su papá: “_solo los corazones de personas bondadosas y verdaderamente humanas lo ven, lo viven” _

 

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