Les aseguro que hice los mayores esfuerzos para adaptarme a los cambios que vivimos en esta generación de transición que nos tocó a los nacidos en la década del 50. También les aseguro que no estoy haciendo ningún reclamo. Estoy pidiendo ayuda para seguir adaptándome...
Soporté con estoicismo el paso de la máquina de escribir manual con carbónico, papel multicopia y lápices goma de borrar máquina, esos con el pincelito para barrer los restos; al procesador de textos de las computadoras. Y aclaró que digo soporté, por decir, porque en realidad muchos, incluso los de me edad, entenderían mejor si dijera: “me banqué” (término de cuya corrección dudo).
Pasé de una enorme calculadora del tamaño de un televisor de 14', que ocupaba medio escritorio donde tecleaba 2 X 2, y mientras la máquina hacía un ruido como trucu trucu, iba me preparaba unos mates y cuando volvía.... ¡maravilla! En la tira de papel estaba impreso el 2 X 2 y nos centímetros más abajo = 4. Bueno decía, pasé de eso a unas minicalculadoras de bolsillo, cuyos números ya ni veo, que suman, restan multiplican, sacan la raíz cuadrada, todo, todo, en escasas fracciones de segundos y además a las fabulosas planillas de cálculo de los programas de computación, en los cuales cambiás un importe en un casillero y te modifica el presupuesto para los próximos 1, 2, 10, 30 años, lo que quiera que le pidas!
Pasé de levantar el tubo y entablar una amigable charla con la operadora para poder hablar por teléfono con una oficina ubicada a 150 metros de la mía, a apretar 15 o 20 dígitos para comunicarme con quienquieraquesea en cualquierpartedelmundo. Además alguno de esos aparatitos son de bolsillo, dan el pronóstico del tiempo, son linternas, despertadores, ayuda memoria y además sacan fotos. Me refiero “obvio” (término muy entendible pero de cuya aplicación también dudo, creo que le llaman coloquial juvenil....) a los teléfonos celulares, acerca de los cuales todavía no puedo decir con certeza si te facilitan o te complican la vida....
Para sacar muchas, muchas copias de la documentación importante, pasé del picado de “stencil” (ni me acuerdo como se escribe) a las fotocopiadoras, primero se pasaban papeles rozados por bandejas de agua y se ponían a secar colgados, sujetos con brochecitos a un hilo ¡Eso sí tenía que ser en un lugar oscuro! No se rían, fue a fines de los 69 principios de los 70. Después fuimos evolucionando, ahora sacamos muchas fotocopias ¡a color y todo! Reproducimos fotos, escaneamos (también dudo de la corrección de este término), mandamos correos electrónicos (mas comúnmente conocidos como e-mails) en lugar de los legendarios telegramas... faxeamos (otro término dudoso), chateamos (otra duda....), nos filmamos con la camarita y nos vemos en el monitor, aunque estemos uno acá y el otro en China. Todo eso, casi lo aprendí. Casi lo manejo bien. Sobrevivo, me adapto, lo uso, lo aprovecho, lo disfruto, sí, lo disfruto.
Pasé de la nafta al gas natural comprimido, ¡me daba un miedo bárbaro. me parecía que andaba con una garrafa en el baúl! Y después pasé del carburador a los inyectores, y ahí resigné mis escasos conocimientos de mecánica, no más soplar el carburador para sacar una basura, ni entrecruzar los cables de las bujías para que haga explosión, ahora levanto un capot y no se ve nada. Me resigné totalmente, ahora nada de intentar nada con los autos nuevos, que después encima no te corre la garantía, no te cubre el seguro, etc.
Lo que no puedo resignar, me cuesta un montón y para eso pido ayuda, apoyo, socorro, comprensión, lo que no puedo entender, gente de todas las edades, es que el otrora común hecho de fumar, se haya convertido en algo tan horrendo, prohibido, ilegal, perjudicial, repudiable y asqueroso ¿Cómo no nos dimos cuenta antes?
En realidad allá por los 70 cuando empecé, a mi fumar no me interesaba mucho, lo hice más para hacerme la moderna que otra cosa. Se veía sexy una “señorita” con un cigarrillo delicadamente sujeto, soltando delicadas nubes de humo... En realidad creo que se veía bastante más femenino y delicado que tomar cerveza del pico de la botella mientras se baila, pero en fin son puntos de vista... Además era un buen recurso para entablar conversación, tener un cigarrillo apagado entre los dedos: ¡No faltaba nunca el amable varón que se acercaba a encenderlo y...” Gracias por el fuego!” hasta fue título de una novela...
Insisto, casi no me gustaba, pero en esa época los incipientes medios de comunicación masivos se esforzaron en convencer a nosotros, los entonces jóvenes e ingenuos, la masa consumidora, de que:
Si uno quería ser linda como Liliana Caldini y bailar con minifalda “las olas y el viento sucundún, sucundún”, tenia que fumar Chesterfield.
Para recorrer el mundo con nivel como Claudia Sánchez y el Nono Pugliese, había que fumar L&M.
Para ser evolucionada: “Has recorrido un largo camino muchacha”, había que fumar Virginia Slims.
Si queríamos viajar en el crucero Eugenio C teníamos que fumar Jockey Club.
Para ganar todas las competencias, e “ir donde está el sabor” había que fumar Marlboro.
Para ser atractivo como el rubio de, había que fumar Camel.
Y alguna que otra campaña publicitaria multimillonaria que se me habrá escapado, no menos encantadora, permitida y convincente que las descriptas. Lo siento si son “chivos”, ya todo esto es tan arcaico, tan pasado de moda, tan ajeno, que creo que está permitido nombrarlo sólo como hecho histórico.
Porque ahora todo ese glamoroso placer que daba fumar un cigarrillo (pucho, que me acuerde se le decía a las colillas) no solo dejó de ser glamoroso, además está prohibido, es de mal gusto, estropea la ecología, da cáncer, ofende al que tenés al lado, le molesta a todos. Si prendés un cigarrillo en un lugar equivocado, te miran con asco, te reprochan, te desprecian, te quieren convertir en no fumador, ¡te ofrecen milagrosos tratamientos para dejar ese asqueroso vicio! Se corren de lugar, te dejan solo, te miran con lástima, suenan alarmas. Deben haber escritos más carteles de “prohibido fumar” que indicadores de calles, precios o baños. Fumar está prohibido por decreto ley de las ciudades, provincias, países, por reglamento interno de las instituciones y las aerolíneas. Fumar es horrible, trae consecuencias desastrosas, perjudica al fumador, al prójimo y a los descendientes hasta la 15ta, generación...Los más acérrimos opositores al hábito de fumar por lo general, según mi conocimiento, son ex fumadores empedernidos...¡ellos sabrán!
Disfrutaría enormemente en una especie de contra campaña publicitaria, digamos, que los modelos y los actores más lindos y sexys del momento, aparezcan en situaciones sumamente placenteras, diciendo: “no fume” Si quiere viajar por el mundo, bailar, ganar competencias, ser lindo, vivir...¡no fume! Tal vez sería más convincente que los deprimentes círculos rojos con cigarrillos cruzados. Digo yo, ¿no? Ya que nos instaron tan agradablemente a fumar, que nos insten del mismo modo a no hacerlo...
Bueno no es una protesta, es un comentario nomás, no lo tomen a mal, discúlpenme, me estoy adaptando a esto también.... Avanzamos a un mundo más moderno, sin vicios, más sano, voy aprendiendo...
Termino de escribir esto y me fumo un cigarrillo...
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