sábado, 29 de junio de 2013

Zonceras Argentinas - Por Arturo Jauretche

En su libro “Manual de Zonceras Argentinas”(1º edición, noviembre de 1968), Jauretche expresa lo siguiente:
“Zonzo y zoncera son palabras familiares en América, desde México hasta Tierra del Fuego… Las zonceras que voy a tratar consisten en principios introducidos en nuestra formación intelectual desde la más tierna infancia  y en dosis para adultos- con la apariencia de axiomas, para impedirnos pensar las cosas del país por la simple aplicación del buen sentido. Hay zonceras políticas, históricas, geográficas, económicas, culturales, la mar en coche. Algunas son recientes, pero las más tienen raíz lejana y generalmente un prócer que las respalda. A medida que usted vaya leyendo algunas, se irá sorprendiendo, como yo oportunamente, de haberlas oído, y hasta repetido innumerables veces, sin reflexionar sobre ellas y, lo que es peor, pensando desde ellas.
Este no es un trabajo histórico, pero nos conducirá frecuentemente a la historia para conocer la génesis de cada zoncera… Muchas han tenido una finalidad pragmática y concreta que… ha respondido a los fines de la pedagogía colonialista para que actuemos en cada emergencia concreta sólo en función de la zoncera abstracta hecha principio.
Estas zonceras de autoridad cumplen dos objetivos: uno es prestigiar la zoncera con la autoridad del que la respalda, y otro reforzar la autoridad con la zoncera. Así los proyectos de Rivadavia se apoyan en el prestigio de Rivadavia. Y el prestigio de Rivadavia en sus proyectos. Esto nos lleva de nuevo a la historia, cuya falsificación tiene también por objetivo una zoncera: presentar nuestro pasado como una lucha maniquea entre “santos” y “diablos”, con lo que los actores dejan de ser hombres para convertirse en bronces y mármoles intangibles… doy con unas cuantas de ellas, la punta del hilo para que entre todos podamos desenredar la madeja… de la comprobación aislada de cada zoncera llegaremos por inducción  del fenómeno a la ley que lo rige  a comprobar que se trata de un sistema, de elementos de una pedagogía, destinada impedir que el pensamiento nacional se elabore desde los hechos, es decir, desde las comprobaciones del buen sentido”


Sobre el periodismo

CUARTO PODER

Mi infancia pueblerina creyó que el cuarto poder era español y republicano. Y muy valiente, pero muy débil, es decir, que era poder pero poco. Más bien que un cuarto poder, un poder de cuarta, muy inferior al sargento Cárdenas, que era el habitualmente encargado de llevarlo preso al “gallego” o a los hermanos Avila, que atendían los empastelamientos y las garroteaduras persuasivas.
tema inevitable del sainete o de cualquier cuento de “pago chico”, el periódico y el periodista de campaña representaban la libertad de prensa que algún día se habría de lograr pese a la prepotencia de los comisarios y matones.
Mi experiencia de periodista me dice que aún no se ha logrado y que es cada vez más difícil, aunque ahora sean otras las técnicas de los que insensiblemente gobiernan y no en apariencias. No voy a hacer la historia de los periódicos que me ha tocado dirigir, fatalmente clausurado por los variados Conintes* y estados de sitio, que al fin y al cabo no son más que formas estilizadas y con apariencia jurídica del sargento Cárdenas y los hermanos Avila.
Ahora el cuarto poder existe, y yo diría que es el primero, sólo que no tiene nada que ver con la libertad de prensa y sí mucho con la libertad de empresa.

Hace mucho que el cuarto poder no está construido por aquel súbdito español y por añadidura republicano, que conoció mi infancia atravesando la plaza del pueblo con rumbo a la comisaría, gritando sus protestas bajo los empujones del sargento Cárdenas. No sólo ha cambiado el cuarto poder, sino que también muchos periodistas republicanos españoles que andan por ahí conchabados y por encargo de sus patrones son empujadores de sargentos Cárdenas, o se encargan de hacer bulla en otro lado ''ara facilitarle la tarea.
El cuarto poder está constituido en la actualidad por las grandes empresas periodísticas que son, primero empresas y después prensa. Se trata de un negocio como cualquier otro que para sostenerse debe ganar dinero vendiendo diarios y recibiendo avisos. Pero el negocio no consiste en la venta del ejemplar, que generalmente da pérdida: consiste en la publicidad. Así, el diario es un medio y no un fin, y la llamada “libertad de prensa”, una manifestación de la libertad de empresa a que aquella se subordina, porque la prensa es libre sólo en la medida que sirva a la empresa y no contraríe sus intereses.
Ahora en su calidad de primer poder, es el único que no es afectado por los golpes de estado. Porque además de ser de primera internacional y S.I.P. mediante, y también sin ella, es el que termina por disciplinar a los otros poderes conformes a las exigencias de la libertad de prensa.

*Conintes, también conocido como “Plan Conintes”: Conmoción Interna del Estado: Plan que no necesita explicación. Su nombre lo dice todo. Fue puesto en práctica en el gobierno de Frondizi bajo el comando del general Toranzo Montero. Usted tiene toda razón y lucidez si lo relaciona con planes similares puestos en práctica en la década del 70´. (N del E)



Sobre el uso de armas de fuego

AQUÍ SE APRENDE A DEFENDER A LA PATRIA

Ubicado en el suburbio pueblerino, el Tiro Federal suscita una imagen municipal y agreste, sabatina y dominical, asociada al pic-nic, los mosquitos y la primavera. Trae además reminiscencias escolares con algo de fiesta patria, de batallón infantil o compañía de boy-scouts. Y también la consigna. ¡Siempre listos… y con el dedo en el gatillo!
No sé si esto valdrá la pena para los porteños y los muchachos de ahora; pero para los puebleros de mi generación, sí. El tiro Federal se prestigiaba con las figuras masculinas de Guillermo Tell y el general Arana, grandote uno, petisito el otro. Asociaba también la flecha con el Máuser y el agitar de una banderita con la manzana. Eso sí; no llega tanto como para consustanciar la “papa” con la idea de una cabeza infantil atravesada.
No en vano he mencionado a Guillermo Tell. El Tiro Federal nos sugiere una democracia con olor a tambo, república ideal donde cada ciudadano es a la vez soldado y relojero y no tira papelitos a la calle. ”Aquí se aprende a defender a la Patria” es la divisa del Tiro federal.
En el stand aprendemos cómo se la defiende: de pie, con y sin apoyo; rodilla en tierra, con y sin apoyo; o cuerpo a tierra. El enemigo está allá enfrente, bien identificado por el blanco. Pronto sabremos también que no es lo mismo tirar sobre blanco inmóvil que sobre un blanco que se mueve y contesta.
Pero en uno y otro caso se supone que el blanco está enfrente. Más aún, uno termina por creer que no hay otros blancos que los de enfrente de uno. Y es aquí donde empieza la zoncera. El verdadero enemigo nunca está enfrente. Ese es el blanco prefabricado para que no tiremos sobre el enemigo que está al lado, arriba o detrás, y que además tiene cara de amigo, por lo menos según nos lo pintan quienes suponemos lo debían identificar para que lo tirásemos, pero no como Guillermo Tell con su arco, a la manzana. A la cabeza.
Para defender la Patria es conveniente saber tirar, pero imprescindible saber quién es el enemigo, lo que empieza sabiendo qué es la Patria y ésta no es tarea del Tiro Federal.
Esta es tarea de la escuela, del libro, de la prensa oral y escrita, en una palabra, de los medios tendientes a la formación del pensamiento de los argentinos. Mientras todo eso en lugar de identificar al enemigo se preocupe de camouflarlo, sólo aprenderemos en el Tiro Federal a tirar. Y lo de ”Aquí se aprende a defender a la Patria” seguirá siendo sólo una de las zonceras argentinas. De pie, con y sin apoyo; rodilla en tierra, con y sin apoyo; o cuerpo a tierra.

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