lunes, 24 de junio de 2013

Dos poesías de don “Ata”, Atahualpa Yupanqui

(Seudónimo de Héctor Roberto Chavero). El seudónimo significa: “Ata”, venir; “hu”, de lejos; “alpa”, tierra; “Yupanqui”, para contar. O sea: ”(Alguien que) viene de lejos para contar cosas de la tierra”


Guitarra

La tierra es todo cantares.
Como pasto van brotando.
Tu te pones a escucharla
y ella te los va dictando.

Romance de la copla perdida

La copla se hacer redonda
para dormirse en el pecho,
 y la despiertan de noche
los alaridos del viento.
Manadas de azules sombras
apuñalan al silencio,
y en el rodar de los ríos
se pone a llorar el cerro.
En las espuelas del gaucho
una canción va naciendo.
La noche va por los campos
con una humedad de besos.
La colpa mueve sus alas
para lanzarse a los vientos.
Y el hombre se queda solo,
parado frente a un recuerdo

No te vayas canto mío;
sigue durmiendo en mi pecho.
Te están aullando en la noche
todos los lobos del viento.
Mi corazón te acunaba
para siempre y desde lejos,
para que en noches oscuras
le dieras luz a los sueños.
Para qué despedazarte
por el breñal de los cerros,
si ya están llenas las sendas
de ausencias que fueron versos.
Golpeando los guardamontes
voy espantando silencios.
No quiero quedarme solo
parado frente a un recuerdo.

Mi canto estaba dormido.
Acurrucado en el tiempo.
Pensando en auroras nuevas
yo lo traje desde lejos.
Floreció en mi soledad
para endulzar el silencio
hasta que lo despertaron
los alaridos del viento.
Qué adorno pondré a mi rancho
para alegrar mi regreso,
si mi copla se ha fugado
con el are bandolero.
Entre la noche y el alba
la vida se nos va yendo.
Entre el ayer y el mañana
se nos muere el mejor sueño.
Mi copla se fue de noche
por los caminos del cerro.
Y yo me he quedado solo;

parado frente al recuerdo.

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