lunes, 24 de junio de 2013

La poesía - Por Ezequiel Feito

“La poesía es un arma cargada de futuro”
Gabriel Celaya

La poesía es un arma cargada de futuro
cuando la lee el pueblo,
el dictador y el presidente,
el sabio y el hombre de la calle,
el médico y la maestra,
el niño, el joven y el anciano.
Cuando se lee para sí o para otros
o cuando circula como un viento fuerte
que golpea cada puerta con rudeza
y demuele la endeble torre del eremita.

La sangre es su futuro y en sus versos
lee su propia victoria
transformada en hervor de ruinas.

Pero si no es así,
entonces
la poesía es el verdadero opio de los pueblos
porque engrasa los fusiles de los dictadores,
lustra los zapatos del presidente,
y envejece rápidamente al niño con repetidas fábulas.

Entonces
el médico se olvida de curar;
la maestra vomita el saber mercenario;
se duerme el bombero, y la gente cuenta
cuánto falta para la jubilación o la muerte.

Entonces
todo es un palabrerío incomprensible de metáforas y figuras
sólo útiles para el falso círculo de los iluminados de siempre.

La poesía está cargada de futuro
cuando todos
creen como suyas sus palabras,
y salen a la calle para dispararlas a la vida.


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