miércoles, 19 de octubre de 2022

CONCURSO LITERARIO NARRATIVO “CONTATE UN CUENTO XV” Declarado de Interés Educativo por el Ministerio de Educación de la Nación res 1275/se

 

Mención de honor categoría A – jóvenes de 12 y 13 años

“Mara” 

de Sofía Pecker alumna de E.E.S. N° 1 de San Cayetano

Hugo vivía con su hija Mara en una casa nueva con múltiples ventanas ubicada en una esquina de la cuadra. La casona era muy vistosa, por lo que todos los que pasaban a su alrededor no podían evitar comentar algo sobre lo hermosa que era.

Alicia, la madre de Mara, había muerto hacía ya seis años en un trágico accidente. Aun así, ella y su padre eran felices.

Mara iba a primer año de secundaria, se destacaba por ser muy buena alumna. Allí se había hecho muchas amigas y amigos, ya que era muy simpática y agradable. Sus profes también la adoraban, al igual que su padre.

Hugo era un famoso científico especializado en investigación y desarrollo de inteligencia artificial. Él también era agradable; aunque, a diferencia de su hija, un poco serio…tal vez por los golpes de la vida.

Sus familiares no los visitaban ni se comunicaban siquiera con Mara desde el accidente fatal y no había día en el que ella no le preguntara a Hugo cuándo vería a sus abuelos, tías y primos. Esa pregunta siempre tenía la misma respuesta:

-Ya va a llegar el momento hija... ya van a venir.

-Los extraño tanto- se lamentaba Mara.

-Y ellos a vos...

Dos años después, el día en que Mara cumplía sus 15 años, tocaron la puerta de aquella bellísima casa. Resultó extraño pues no habían planeado festejarlo esa tarde. Hugo fue quien abrió.

- ¡Hugo! - dijo su madre.

- ¿Mamá?

Hacía ocho años que la familia no lo visitaba por lo que ambos se quedaron mudos frente a frente. Mara bajó las escaleras haciendo rechinar sus rodillas pues los tornillos que aún no le había cambiado su padre estaban un poco flojos. Ella se mostraba feliz de que su familia la hubiera venido a saludar.

- ¡Abuela! - alcanzó a gritar antes del inevitable desenlace.

La mujer pegó un grito y quedó paralizada frente al androide que intentaba abrazarla. No podía creer lo que estaba viendo; al igual que sus hijas, las hermanas de Hugo, que habían quedado un paso más atrás. Aquel robot era idéntico a su nieta, que había fallecido ocho años atrás junto a su madre cuando la casa se incendió

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