miércoles, 19 de octubre de 2022

CONCURSO LITERARIO NARRATIVO “CONTATE UN CUENTO XV” Declarado de Interés Educativo por el Ministerio de Educación de la Nación res 1275/se

 

Mención de honor categoría A – jóvenes de 12 y 13 años

EL DIARIO DE CAMILLE 

de Xiomara Santellán y Maia Villán Moreno , alumnas de la E.E.S.y T. N° 3 “Norberto Piñero”

   Emma, una pequeña de 12 años, se encontraba sentada en su cama leyendo. A la niña rubia le encantaba leer el antiguo diario de su tía Camille, la cual había desaparecido cuando apenas tenía tan solo 10 años y nunca más se supo de ella.

   La niña, al leer el antiguo diario de Camille, sentía que le habría encantado haberla conocido, cosa que nunca pudo hacer por lo sucedido muchos años atrás, ella ni siquiera había nacido.

   Hoy 5 de febrero de 2022 se cumplían 30 años de la desaparición de Camille, por lo tanto, Emma se encontraba leyendo lo último que escribió su tía en su diario antes de desaparecer. Al terminar de leerlo lo dejó en la mesita de noche y se recostó para dormir.

- “Desearía haber podido conocerte, tía Camille” -fue lo último que dijo antes de quedarse profundamente dormida.

Al otro día, Emma, se despertó por los rayos de sol que le daban en la cara. Le pareció raro porque el día anterior había cerrado las cortinas para que eso no pasara. Abrió los ojos y al ver dónde se hallaba casi se puso a gritar. Estaba en la casita del árbol que se encontraba en su patio trasero, aunque eso no fue lo que hizo que casi se pusiera a gritar como una loca. Lo que provocó que se asustara tanto, era que esa casita siempre estuvo completamente arruinada y por eso su madre no la dejaba acercarse, pero ahora al verla se dio cuenta que nada estaba destruido. Es más, había muchas revistas, juguetes, posters colgados en las paredes, almohadas y un pequeño sillón (en el que ella se encontraba). La niña estaba muy asustada, no sabía qué hacía ahí y mucho menos qué era lo que había pasado. Recorrió el lugar con la mirada y en un rincón lo encontró: el diario de Camille. Estaba abierto y estaba en mejor estado comparado al que había dejado la noche anterior en su mesita de luz. Se acercó a él y al leerlo se dio cuenta de que eso era lo último que escribió Camille. En ese momento su cabeza hizo clic. Hacía poco en el diario de Camille había leído algo que tenía que ver con un viaje en el tiempo y sobre algo de haber salvado a una chica. Entonces se dio cuenta de que viajó en el tiempo y eso era lo que tenía que hacer: “salvar a su tía”.

- ¡Vuelve temprano, Camille! -  se escuchó afuera, la voz la reconoció al instante, era su madre.

- Lo haré, no te preocupes, Olivia .

 Era la primera vez que escuchaba la voz de Camille y le pareció que era una de las voces más dulces que había oído en su vida, después de la de su madre.

Emma al darse cuenta de que su tía se iba, salió de la casa del árbol y corrió detrás ella, evitando que la viera. Pasó media hora así, hasta que de un momento a otro vio que Camille se metió al pequeño bosque que había en ese pueblo, al cual estaba prohibido entrar. Emma la siguió sin que ella se diera cuenta. Lo único que hacía era caminar y caminar.  De la nada la perdió de vista. Buscó por todos lados, hasta que escuchó un grito, era la voz de su tía. Corrió hasta el lugar de donde provenía el grito desgarrador, y ahí vio a un hombre tomando “la castaña” de un brazo y llevándola hacia un auto. Camille se encontraba inconsciente, así que la dejó en los asientos traseros. Emma intentó idear un plan, a toda velocidad tiró una piedra hacia el lado contrario que distrajo al hombre, y aprovechó eso para meterse junto a Camille en el vehículo.

   El hombre se subió al auto y arrancó. Este comenzó a moverse, pasaron unos quince minutos en los que la niña intentó no hacer ni un sonido para que el hombre no se diera cuenta de que estaba ahí. De un momento a otro el auto frenó y el hombre se bajó, Emma aprovechó esto para ver qué había en la parte delantera, se encontró con un teléfono de esos de los años 90 y con un bate de béisbol. Sin hacer mucho ruido los escondió en la parte trasera, donde había una manta que ella utilizó para esconderse durante todo el trayecto. Cuando escuchó al hombre acercarse se volvió a esconder. Sintió como sacó a su tía, que aún seguía inconsciente y se fue, vio a través de la ventana que la llevaba a una vieja fábrica, que hacía años que había vuelto a funcionar, al menos en su tiempo. Se bajó del auto con el teléfono y el bate, y poco a poco se fue acercando al lugar. Pero antes de eso llamó a la policía.

- Buenos días, ¿Cuál es su emergencia? - la voz de una mujer se escuchó del otro lado.

- Hola, soy…-pensó en un nombre para decir y que no supieran quién era- Soy Isabella, me encuentro en la vieja fábrica cerca del bosque del pueblo, un hombre acaba de secuestrar a mi amiga y la trajo aquí. - habló rápido.

-Okey, vamos para allá, tu quédate fuera e intenta que no te descubran.

-Bueno, lleguen rápido. Por favor.

-Lo haremos, tranquila.

Colgó la llamada y sin hacerle caso a la mujer, entró al lugar con el bate para defenderse en caso de que algo malo pasase. Se acercó a donde el hombre tenía a Camille, la cual ya había despertado y se encontraba llorando atada a una silla. Emma pensó en un plan rápido para poder salvarla y salir corriendo.

-Déjame ir, por favor- rogó Camille.

-Cállate- bramó el hombre

-Prometo no decir nada si dejas que me vaya.

-Te dije que te callaras, niña.

-Sólo…

- ¡Qué te calles!

Gritó e intentó levantarle una mano a la castaña, pero Emma fue más rápida y le pegó con el bate. El hombre cayó al suelo quejándose del dolor. La rubia dejó el bate en el suelo y aprovechó para desatar a Camille. Cuando intentó volver a tomarlo, el hombre la agarró y la empujó a otro lado.

- ¿Quién eres? - dijo enojado- ¿Te crees muy lista por enfrentarme, niña?

Se acercó a Emma y le pegó una cachetada, esta se tocó la zona afectada y luego lo miró.

- No me das miedo.

- ¿Con que no te doy miedo? Ya verás que tendrás miedo después de esto.

Volvió a acercarse a ella con una sonrisa llena de malicia, pero antes de poder hacer algo recibió un golpe en la cabeza y cayó al piso, inconsciente. La pequeña castaña lo había golpeado con el bate que había quedado en el piso hacía unos minutos. Las dos con la respiración agitada salieron corriendo del lugar. La policía había llegado justo en ese momento, algunos se metieron dentro de la fábrica y una mujer se acercó para supervisar si las niñas estaban bien. Emma al ver la distracción de la mujer, salió corriendo con Camille hacia el bosque, corrió para que nadie supiera quién era ella. Corrió y corrió, hasta que de la nada tropezó y cayó a un pozo. El golpe había sido muy fuerte, le costaba respirar y aunque haya intentado que no pasase, sus ojos terminaron por cerrarse.

Unos ruidos extraños la despertaron. Al abrir los ojos, se sorprendió al ver que estaba en su casa. Todo estaba exactamente como lo había dejado la noche anterior. Vio el diario en la mesita de noche y se acercó para abrirlo. Cuando comenzó a leer lo que había en él, se dio cuenta de que había más páginas escritas de las que había dejado su tía antes de desaparecer y al final de este había una nota escrita con una hermosa letra cursiva.

Querida Emma:

Te doy este diario, porque me gustaría que sepas toda mi historia y veas cómo era de niña. Este diario tiene muchas historias, algunas tristes y otras muy felices. Estoy segura de que te gustará tenerlo, ya que cuando era niña era idéntica a ti, por lo que creo que en algunos momentos te sentirás identificada con lo que cuente.

Te quiero muchísimo y espero que los disfrutes.

Atentamente, tu tía Camille.

Al leer eso la niña se emocionó tanto que se puso a llorar. Había salvado a su tía y ahora ella era feliz con su familia. Una sonrisa se posó en sus labios cuando escuchó el grito de su madre.

- ¡Emma, la tía Camille ha llegado!                             

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