miércoles, 19 de octubre de 2022

CONCURSO LITERARIO NARRATIVO “CONTATE UN CUENTO XV” Declarado de Interés Educativo por el Ministerio de Educación de la Nación res 1275/se

 

Participante destacado categoria B

“Fairyland” 

de María de los Ángeles Nuñez alumna de la E.E.S. N° 3 “Carmelo Sánchez” 

 

Aquel día, cuando Sophie paseaba por el hermoso bosque se topó con algo que llamo su atención, una pequeña puerta, pero eso no era todo, a su lado descansaba una pequeña criaturita.

Sophie supo qué era en cuanto lo vio, y explotó internamente de emoción, era un duende, más no cualquiera. Sophie había leído sobre ellos en uno de sus libros de criaturas mágicas, eran los duendes de la protección, la suerte y el destino.

Ella se acercó lentamente para confirmar lo que pensaba y efectivamente así era, el pequeño llevaba la marca en su hombro derecho, una luna, este vestía de colores tan claros que debías de achinar los ojos para distinguirlo en el medio de los tonos marrones del bosque.

Tenía una sola cosa en claro, el hecho de encontrarlo no era una casualidad ya que recordaba haber leído que estos duendes se cruzaban en tu camino cuando ellos necesitaban de ti a cambio de su protección, eran criaturas muy místicas y los encargados de proteger al maravilloso “Fairyland”. Este era un hermoso mundo en donde vivían todos los duendes, hadas, elfos y cualquier otra criatura mística que imagines.

-Hola…- dijo Sophie en un susurro con la esperanza de que el duende no se espantara.

De un salto la criatura se paró rápidamente y con cara de asombro escaneo a Sophie de pies a cabeza, se limpió las hojas secas de su traje y sonrió.

- ¡Al fin te apareces!, hemos estado esperándote desde hace días- comentó él luego de acercarse.

Sophie con mucha emoción respondió:

-No sabía que me estaban buscando, de haberlo hecho hubiera venido cuanto antes.

-Me da gusto saber eso Sophie- dijo él en tono dulce- por cierto, me llamo Greck, un gusto al fin conocerte.

- ¡También es un gusto para mí! Pero, ¿Cómo sabes mi nombre? - preguntó ella con más curiosidad que miedo.

- ¡Pues cómo no saber el nombre de nuestra más fiel admiradora!- comentó Greck mientras saltaba y hacia muchos gestos con sus manos. Escucha Sophie, habló en nombre de todos los que vivimos en Fairyland cuando digo que es muy importante que estés aquí. Debes saber que no estoy charlando contigo por casualidad, pues te mandé a llamar ya que necesito de tu ayuda.

Entonces Sophie comprendió porqué había tenido la repentina necesidad de dar un paseo por el bosque.

- ¿Por qué necesitan de mí?, ¿Qué tengo de especial? - indagó Sophie.

Greck lanzó una pequeña carcajada.

- ¿Realmente estas preguntando eso? - al ver que no contestaba con tono dulce y tranquilo Greck continuó- Sophie tu eres una de nuestras más fieles creyentes, tú crees en nosotros aun sin tener la oportunidad de vernos, es por eso que te necesitamos.

- Gracias, pero sigo sin entender ¿Por qué me necesitan? – contestó con una gran sonrisa de orgullo 

- Está bien, te contaré - dijo Greck - Resulta que nuestras tierras de Fairyland se están debilitando, al igual que las hadas quienes son sus más importantes proveedoras de alegría y vida. Los bosques ya no son lo que eran, actualmente encontramos cada día más arboledas secas y ríos sin corrientes de agua. Los elfos ya no tienen oportunidad de continuar su misión de proteger los prados de flores, pues cada mañana se levantan e incontables flores están marchitas. Básicamente desaparecemos poco a poco…

Greck pareció perder toda la energía que tenía para quedar triste y abatido.

- ¡Cuánto lo siento…! - respondió Sophie con verdadera tristeza- ¿Qué podemos hacer para salvarlo?

El pequeño duende recuperó algo de emoción y continuo.

-Es por eso que estoy aquí Sophie, luego de que esto comenzara empezamos a investigar qué es lo que podíamos hacer para salvar nuestro mundo. Descubrimos que nuestra existencia se basa en la creencia, es decir, la vida de Fairyland y la nuestra es gracias a todos lo que creen que existimos. Nuestro mundo se debilita debido a que la gente de tu mundo poco a poco deja de confiar en nosotros y olvida que nosotros damos esperanza a su mundo.

- ¿Eso quiere decir que, si todos dejan de creer en ustedes, desparecerán? - preguntó Sophie con miedo a la respuesta.

- Así es…- comentó él – y es justo aquí donde entras tú, pequeña, pues tenemos una muy importante tarea para ti. 

- ¿Qué tarea? - dijo ella emocionada.

- Pues varios de nosotros han sido enviados a este mundo a encontrar a niños como tú, son nuestra esperanza y nuestra salvación- siguió él- ustedes tienen la importante tarea de creer en nosotros y de compartir eso.

- ¿Compartirlo?

- Exactamente, deben decirle, contarle, hablarle y mostrarle a todo el mundo de nuestro mundo. Deben creer y hacer que ellos crean.

Sophie tuvo muchos sentimientos encontrados luego de que él dijera eso, se sentía especial y orgullosa de ser elegida para esta tarea, pero también tenía miedo de no lograr esto que era tan importante.

- ¿Y si ellos no quieren escucharme?, ¿Si se niegan a creer? - preguntó ella con cautela.

Con dulzura y sabiendo que era lo que atormentaba a Sophie él respondió:

- Muchos no lo harán, muchos siquiera te creerán. Pero habrá más que sí, más niños creerán y aunque muchos no lo hagan tú debes de seguir intentando. Además, siempre puedes venir aquí, tocar la puerta- señaló la pequeña puerta de madera- y yo saldré a responder lo que necesites.

- ¡Está bien!, prometo dar lo mejor de mí en esto. - dijo Sophie con emoción.

- ¡Me alegro! - respondió él- debo irme, se me hace tarde, pero no olvides lo que te pido y toca la puerta si me necesitas.

Sophie asintió mientras se despedía de Greck con un apretón de manos. Con una gran sonrisa en la cara ella vio como abría la puerta tan pequeña como él y se marchaba.

Y tal como prometió, Sophie hizo lo que se le fue encargado con mucho gusto y muy bien, por cierto, ella creó una campaña secreta entre niños mediante las redes sociales, compartiendo eso que fue tan importante tanto para los habitantes de Fairyland como para los niños, la fe, la esperanza y el creer. Gracias a ella muchos niños comenzaron o volvieron a leer cuentos de hada y dejar galletas para los duendes en sus ventanas.

Cuando ella creció, nunca olvidó lo que le pidieron y con mucho orgullo le dijo a sus hijos que siguieran con su tarea y la ayudaran en esto. Así fue, y sus hijos se lo dijeron a sus hijos. Durante años y muchas generaciones continuaron lo que a Sophie se le fue pedido.

Mientras tanto Fairyland volvió a ser lo que era e incluso mejor. Las flores volvieron a florecer y con más colores, los ríos volvieron a correr y generaron nuevas cascadas y los árboles volvieron a crecer pero el doble de altos y frondosos.

Greck y el resto de Fairyland nombraron a los niños que protegen sus tierras “Los guardianes de Fairyland”. Inclusive hasta el día de hoy se dice que si de repente tienes muchas ganas de dar un paseo, lo hagas, y quien sabe tal vez te encuentres con un pequeño duende que te de una importante tarea, quien sabe.

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