domingo, 30 de junio de 2013

PLAYA DE AMANECER - Por Jorge Dágata

Quedaron tus palabras golpeando acantilados
en un rincón del día que buscamos.
Una playa contaba leyendas luminosas
y acunaba caricias desnudas y doradas.
Ahondaba tus ojeras despeñando la sombra
por los caminos rotos de la noche.
En la quietud flameaban los motores del alba
y en el vientre del alba crecía esta distancia.
Busco ahora mis pasos y uncidos a tus pasos
los descubro en los vidrios trillados de la noche.
Hay una sombra tuya que le duele a mi sombra
y no puedo decirte que ahora puedo amarla.
Quedaron
nuestras anclas perdidas bajo el sol de un verano,
dos nombres, susurrados entre la espuma blanca,
desvelados, dos tiempos que preguntan si existen.

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