Sólo falto yo en aquella foto
donde el tiempo, la muerte y el ángel posan detrás nuestro.
Sólo yo, el que está vivo,
mirando entre lágrimas el papel desierto,
por aquellos que al sepulcro han bajado lentamente
y que hoy con sus bocas de barro y amargos gestos ,
me reprochan suavemente
Dicéndome: “¿Cuándo volveremos a estar juntos?”
Mientras los oigo, lloro
pues mi alma conoce bien aquel lugar y puede
volver a oír las voces disueltas en sus bocas.
¡Reí con ellos tantas veces! Todos buscábamos
dejarle al futuro nuestra risa,
para que el último pudiera alegrarse y entristecerse
recordando esos buenos tiempos por nosotros.
(Esto lo digo con el corazón hecho pedazos,
mientras la imagen es borrada por mis lágrimas.)
Sólo falto yo. También falta mi sonrisa
y el corazón alegre de esos días.
Y mientras los contemplo,
de mi pálida garganta sale una multitud que ríe…
pues la risa ha muerto.
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