sábado, 22 de junio de 2013

CHORRILLO Por Carlos Alberto Giménez

Baja, copioso, serpentea,
sin métrica, desorillado.
El chorrillo esparce su pureza
niega la alquimia
del desespero
fecunda, resiste, avanza…
copula la tierra
Germinando esperanzas.

El chorrillo ondula
pasea, resurge…
se niega a llenar jofainas
de oportunos Pilatos,
prefiere llenar tinajas
para ser vino bueno
como en Caná de Galilea,
se resiste a correr por correr
prefiere detenerse
a mirar la vida
a compartir
con los vagabundos
el silencio de su hambre
y la escasez
de un vino de oferta,
con los que celebran
en sus orillas
aunque lo sometan
a la penuria
de enfriar botellas.
Ama la cosquilla
de algún inquieto salmón
o la mosca furtiva
de un niño acampante.
Se resiste a ser
cinta transportadora
de bolsas de residuos
o residuos sin bolsas,
aspira a ser honrado
en su misión de paz
y de pan
El chorrillo gira un vado
uniendo orillas
abrazando la tierra
besando su lecho
donando melodías
de su trova monocorde.
Baja, corre, ondula,
trae el llanto de la nieve
y porta en su cuenca
la sonrisa de Dios
y la bendición
de su ofrenda.

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