No doblo mi cabeza de hombre libre
ante ningún despótico tirano,
ni nunca, altivo, desdeñoso y fiero
humillo injusto al que se encuentre abajo.
No subyugo la mente pensadora
a un histórico dogma autoritario;
No impongo, intolerante, mis doctrinas
al que opuestos principios tiene acaso.
No me juzgo inferior a ningún hombre,
aunque ocupe un trono y yo un calvario;
jamás tampoco de soberbia lleno,
me he creído mejor o más preciado.
Madre común, la gran naturaleza
a todos modeló del mismo barro,
de su amante regazo procedemos
y hemos de retornar a su regazo.
Me inclino reverente ante la ciencia
y a la virtud corono con mi lauro,
en mi espíritu tiene noble culto
la religión sublime del trabajo.
Por las etapas de la eterna vida
así cumpliendo con mi destino avanzo;
y en la sociales luchas es mi lema:
A nadie superior, de nadie esclavo.
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