Un día, sobre asuntos de la clase,
Firmaron las gallinas un ukáse,
Y desde el Sinaí del gallinero
Promulgaron su ley al mundo entero.
Disponíase allí, por de contado,
Que el vuelo de las águilas, robusto,
Debería ser condenado
Como un cursi lirismo de mal gusto;
Que en vez de labrar nidos en la altura,
Se escarbe sin cesar en la basura;
Que para dilatar los horizontes,
Ras con ras decapítense los montes,
Y dejando a nivel todo Himalaya
Del muladar que su corral domina,
En adelante no haya
Más vuelos que los vuelos de gallina.
Esto el volátil bando
Decretó, la invención cacareando;
Mas, a pesar del alboroto, infiero
Que la gente, después, según costumbre,
Siguió admirando al águila en la cumbre...
Y echando las gallinas al puchero.
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