Anduve, desde chico, dando vueltas
por los cuatro costados del coraje
y el miedo, levantando viaje a viaje
derrotas juntas y victorias sueltas.
Desde entonces estuve en las revueltas
de la patria empujada y el gauchaje
y entre malones y malones, traje
hijos difuntos, lágrimas disueltas,
mi caballo partido en matadura,
un luto galopando, y esta dura
costumbre de aguantarme sin quejido.
Que nadie venga hasta mi rancho abierto.
Vivo junto a los golpes y al olvido.
Además hace leguas que estoy muerto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario