sábado, 22 de junio de 2013

FUNDACIÓN DE LA ESCUELA PÚBLICA (Suelto aparecido en la Gaceta de Buenos Aires, el 13 de septiembre de 1810).

Los pueblos compran a precio muy subido las glorias de las armas; y la sangre de los ciudadanos no es el único sacrificio que acompaña los triunfos: asustadas las Musas con el horror de los combates, huyen a regiones más tranquilas, e insensibles los hombres a todo lo que no sea desolación y estrépito, descuidan aquellos establecimientos que en tiempos felices fundaron para cultivo de las ciencias y de las artes . Si el magistrado no empeña su poder y su celo en precaver el funesto término a que progresivamente conduce tal peligroso estado, a la dulzura de las costumbres sucede la ferocidad de un pueblo bárbaro, y la rusticidad de los hijos deshonra la memoria de las grandes acciones de sus padres.
Buenos Aires se halla amenazado  de tan terrible suerte; y cuatro años de glorias han minado sordamente la ilustración y virtudes que la produjeron. La necesidad hizo destinar provisionalmente el Colegio de San Carlos para cuartel de tropas; los jóvenes  empezaron a gustar una liberalidad tanto más peligrosa, cuanto más agradable; y atraídos por el brillos de las armas, que habían producido nuestras glorias, quisieron ser militares antes de prepararse a ser hombres. Todos han visto con dolor destruirse aquellos establecimientos de que únicamente podía esperarse la educación de nuestros jóvenes, y los buenos patriotas lamentaban en secreto el abandono del Gobierno, o más bien su política destructora, que miraba como un mal de peligrosas consecuencias la ilustración de este pueblo.
La Junta se ve reducida a la triste necesidad de crearlo todo; y aunque las graves atenciones que la agobian no le dejan todo el tiempo que deseara consagrar a tan importante objeto, llamará en su socorro a los hombres sabios y patriotas, que reglando un nuevo establecimiento de estudios, adecuado a nuestras circunstancias, formen el plantel que produzca algún día nombres que sean el honor y gloria de su patria.
Entretanto que se organiza esta obra, cuyo progreso se irá publicando sucesivamente, ha resuelto la Junta formar una biblioteca pública en que se facilite a los amantes de de las letras un recurso seguro para aumentar sus conocimientos. Las utilidades consiguientes a una biblioteca pública son tan notorias, que sería excusado detenernos en indicarlas. Toda casa de libros atrae a los literatos con fuerza irresistible, la curiosidad incita a los que no han nacido con positiva resistencia a las letras, y la concurrencia de los sabios con los que desean serlo, produce una manifestación recíproca de luces y conocimientos que se aumentan con la discusión y se afirman con el registro de los libros que están a mano para dirimir las disputas.
Estas seguras ventajas hicieron mirar en todos los tiempos las bibliotecas públicas como uno de los signos de la ilustración de los pueblos y el medio más seguro para su conservación y fomento.
Por fortuna tenemos libros bastantes para dar principio a una obra que crecerá en proporción del sucesivo engrandecimiento de este pueblo. La Junta ha resuelto fomentar este establecimiento y, esperando que los buenos patriotas propenderán a que se realice un pensamiento de tanta utilidad, abre una suscripción patriótica para los gastos de estantes y demás costos inevitables, la cual se recibirá en la Secretaría de Gobierno, nombrando desde ahora por bibliotecarios al doctor son saturnino Segurola y al Reverendo padre Fray Cayetano Rodríguez, que se han presentado gustosos a dar esta nueva prueba de su patriotismo y amor al bien público, y nombra igualmente protector de dicha biblioteca al Secretario de Gobierno, doctor Mariano Moreno, confiriéndole todas las facultades para presidir a dicho establecimiento y entender en todos los incidentes que se ofreciese.  

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