Yo no sé si hay un alma misteriosa
en todo ser; pero la voz arcana
del corazón me grita: cada cosa
pide un poco de amor…
La gota enana
que filtra el muro, que manchó la hiedra;
el árbol secular que da al viajero
música, sombra y paz; la tosca piedra
que hizo temblar tu pie sobre el sendero;
el sol, la fiera, el céfiro, la rosa,
el ruiseñor de líricas escalas,
hasta la linda y tenue mariposa
que sacude un crepúsculo en sus alas,
todo demanda amor, y todo sella
una súplica unciosa, eterna y santa,
que desde el polvo oscuro se levanta
hasta el fleco lejano de la estrella.
Como reparte el vencedor su palma,
pon, hermano, con ansia fervorosa,
el alma de tu amor en cada cosa,
y en cada cosa encontrarás un alma.
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