sábado, 22 de junio de 2013

"¡Viva la Santa Confederación Argentina, mueran los salvajes unitarios!

"Buenos Aires, 31 de julio de 1839, año 30 de la Libertad, 24 de la Independencia y 15 de la Confederación. 

"El gobierno, considerando que esta ciudad fue puesta desde su fundación bajo la protección de un francés, San Martín, natural de Tours, quien no ha sabido hasta la fecha librar a esta ciudad de las fiebres periódicas, escarlatinas, ni de las secas y epidemias continuas que en diferentes épocas han arruinado nuestra campaña, nuestras cosechas y nuestros ganados, ni de las extraordinarias crecientes de nuestro río que destruyen casi anualmente una cantidad de obras y monumentos de la ciudad que se encuentran sobre la costa.
"En fin, que la viruela acaba de desaparecer a causa del descubrimiento de la vacuna, sin que el patrono por su parte haya jamás hecho el menor esfuerzo para librarnos de esa terrible calamidad.
"Que para combatir las invasiones de los indios en la frontera, para sostener las guerras civiles y extranjeras que nos han sobrevenido, hemos tenido que recurrir en el primer caso a la Santa Virgen de Luján, en el segundo a la Virgen del Rosario y la Merced y también a Santa Clara Virgen, con cuyo único consuelo hemos podido triunfar, mientras que nuestro patrono, el francés, permanecía indiferente en el cielo sin ayudarnos en lo más mínimo como era su deber.
"En vista de los motivos expuestos venimos en decretar y decretamos:
"Artículo 1°: El francés unitario San Martín de Tours, que ha sido hasta hoy el patrón de esta ciudad, habiendo perdido la confianza del pueblo y del gobierno, abandonado por sus compatriotas, aliado del traidor Rivera y demás salvajes unitarios, es destituido para siempre del empleo de patrón de Buenos Aires, medida que creemos conveniente para la seguridad publica y para el triunfo de nuestros derechos en la santa causa de la confederación".
Artículo 2º: Atenta la antigüedad de los servicios prestados por San Ignacio de Loyola, venimos en acordarle una pensión de velas de cera de una libra y una misa cantada que se celebrará en su altar el día de su fiesta que se celebrará en la catedral.
Artículo 3º: El ciudadano naturalizado San Ignacio de Loyola, queda nombrado patrón de esta ciudad, con la graduación y honores de brigadier general de la república, debiendo usar la divisa federal…”

El edicto no llegó a presentarse ante la Cámara. Rosas, en el exilio, dijo haberlo desestimado.
Extraído del libro: “De la Tiranía a la Libertad” de Arrilli

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