El amor no busca complacerse a sí mismo,
ni por sí tiene cuidado,
sino que por otro deja su comodidad,
y construye un Cielo en la desesperación del Infierno.
Así cantó un terroncito de arcilla
pisado por los pies del ganado,
pero una piedra del arroyo
gorjeó entonces esta rima:
El amor busca sólo complacerse a sí mismo,
atar a otro a su placer,
se regocija en la pérdida de comodidad del otro
y construye un Infierno a pesar del Cielo.
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