- Deseo saber le preguntó un amigo- en qué basó usted su elección, pues el muchacho elegido no tenía recomendación alguna.
- Se engaña usted respondió el comerciante.- Tenía muchas recomendaciones. Se descubrió y limpió los zapatos en el felpudo antes de entrar, cerró la puerta después de pasar, cedió su asiento al viejo, respondió a mis preguntas con precisión y prontitud, levantó el libro que de propósito yo había dejado en el suelo, y esperó su turno sin empujar a los otros. Sus vestidos estaban aseados, su cabello peinado y sus uñas limpias. ¿No le parece que esas eran buenas cartas de recomendación?
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