Las grandes antologías están muertas, cementerios
de poetas, osamentas de poetas, fantasmas
de poemas amados emergen de sus páginas:
el tiempo ha consumido para siempre sus versos
que están muertos y han muerto su recuerdo
y el mar de sus palabras
y ruedan por las hojas infinitas sus cánticos
sin destino en el tiempo, tan solos y tan muertos.
Millares de poetas escribieron para nadie sus versos,
para el olvido, para la nada donde nada el tiempo y
están secas sus sílabas flotantes en el polvo del tiempo.
Poetas, las palabras
terminan con nosotros, las palabras que un día
creíamos eternas en el delirio que une la belleza y el sueño,
el dolor y la sed, la pasión del misterio.
Y nosotros yaceremos con ellas en el polvo de las antologías
cada vez más remotos, más solos y más muertos.
Pero la poesía -inasible victoria- debe continuar
aunque el sueño de la poesía haya acabado.
Sublime rescate. Gracias!
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