En Balcarce existía un antiguo mito: aquel que lograra hacer dos compras consecutivas en la farmacia Rapacini pagando justo, es decir sin que le queden debiendo algún centavo o sin llevarse alguna pastilla de eucalipto, accedería a una gran revelación. El guardián de esta verdad era el propio Rapacini. El primero en intentarlo fue Marmorato, quien se dirigió al comercio con cambio, monedas y muy seguro de volver con la verdad.
-Una caja de cafiaspirina.
Son 1.25
-Aquí tiene 1.25.
Sintiéndose ya ganador, le pide:
-Ahora déme una cirulaxia
-Son 5.34
-Disculpe, pero no tengo monedas de 1 centavo, ¿puedo darle arandelas de 1/8?.
-No caballero, discúlpeme usted porque le quedo debiendo 1 centavo.
Esa misma tarde comienza la caza de monedas de 1 centavo. Los muchachos obtuvieron varias de la fuente de la municipalidad y prepararon a su mejor matemático, el quinielero Soguita, con plata y cambio de distintas denominaciones para el encuentro. Inicia Soguita:
-Una caja de cafiaspirina (algo así como P4R).
Son 1.25
-Aquí tiene 1.25.
-Déme un tubo de calcevita.
-Son $4,541.
-Bien, déme 10 tubos; aquí tiene $45,41 - y se acomoda sobrador en el mostrador.
El farmacéutico en ejercicio contrataca: -No, ¡por favor!, me está comprando 10 tubos, voy a hacerle un descuento del 7%, son $42,2313.
-Ya le hago un cheque.
-Aceptamos cheques sólo con compras mayores a $100.
-Bien, déme 26 tubos.
-Lo siento, sólo tengo 12.
-Está bien, se rinde Soguita y se va con aspirinas, calcevita y tres pastillas de eucalipto.
Finalmente llega la contienda de fondo: los colombófilos encomiendan al Dr. Garsú a la farmacia muñido de dinero, cambio y monedas. Rapacini, en cuanto lo vió entrar, comprendió que era el encuentro de su vida. Sin saludarse siquiera comienza Garsú:
-Una caja de cafiaspirina.
Son 1.25
-Tome $1,25.
-Déme otra caja
-Cómo no, pero tome su dinero y devuélvame la caja anterior así le vendo una grande de 28. Son $2,30.
-Tome $2,30.
-Ahora déme dos cajas grandes de 28.
-Lo siento, sólo me quedan aspirinas sueltas.
-Bueno, deme 56. Aquí tiene $4,60.
-No Garsú, sueltas son un poco más baratas. Cuestan 15 por 1 peso. Son 3,733333333 pesos.
Garsú tenía resto, pero admirado por la jugada le ofrece tablas: -Déme un abrazo amigo Rapacini!
-Tengo 1.2 abrazos… pero se lo dejo en 1!
Así, la partida terminó en gran un abrazo farmacéutico. Tiempo después Rapacini y su habilidad se retiran de la caja y el mito quedó intacto, resguardado por prolijos profesionales y precisas tarjetas de débito.
En ese abrazo, algo le dijo Rapacini a Garsú en el oido. Nunca se conoció exactamente el secreto, pero parece que tenía que ver con mantener pequeñas deudas que nos liguen a las personas. Estas deudas, cuando no son enormes ni dolorosas, establecen sutiles lazos entre deudores y acreedores que los mantienen conectados. Por esto, los muchachos del Alas rara vez devuelven algo que les prestaron, pero al mismo tiempo prestan todo lo que poseen. En algún momento no tendrán nada propio, pero sí muchos amigos, deudores, acreedores, promesas y todo lo que necesitan para vivir.
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