martes, 18 de junio de 2013

Un caballo blanco - Por Pablo De Santis

Después de haber conseguido el favor del palacio, el poeta Tsu Lin se retiró a vivir con su esposa en una cabaña, en un bosque. Una mañana entrevió, en la niebla, un caballo blanco. Hacía mucho que no escribía, y la imagen del animal lo obligó a tomar el pincel de caligrafía. Muy pronto consiguió los dos primeros versos (Hoy la niebla vino a visitarme / con forma de caballo) pero no pudo seguir. Pasaron semanas, y antes de que hallara la continuación, el caballo blanco apareció de pronto, esta vez sin  la niebla. Tsu Lin se acercó para darle a comer su propio poema inconcluso. ¿Qué haces? preguntó su esposa, alarmada. Ya lo he visto, respondió Tsu Lin. ¿Cómo podría escribir ahora?

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