miércoles, 3 de julio de 2013

El foclorismo musical - Por Alejo Carpentier

El folklorismo tiene ya una larga trayectoria entre nosotros. Pero su aparición en la Historia de la Música es bastante reciente, ya que data de los albores del Romanticismo... Me dirán algunos que, muy anteriormente, los maestros de la Escuela Nerlandesa habían trabajado con temas de canciones populares. Pero no convendría introducir un elemento de confusión inicial en nuestros razonamientos: el polifonista del Siglo XVI que construía una misa con el tema de "El Hombre Armado" o de la "Balada del Asno", no tenía conciencia de proceder a la manera de los folkloristas futuros. Tomaba un motivo popular donde lo hallaba porque se prestaba a un tratamiento polifónico determinado. El "qué" tenía mucho menos importancia que el "cómo", ya que en la elección de un tema humilde, demostraba el músico que era capaz de escribir páginas monumentales con cualquier material. En época de "cánones enigmas", de "cánones recurrentes", de juegos contrapuntísticos inacabables, transformar un tema cualquiera en una suntuosa arquitectura sonora, era prueba de maestría, del dominio del oficio. Algo semejante a lo que hace hoy un prosista como Raymond Queneau, cuando se entretiene en narrar una anécdota anodina de diecisiete maneras distintas, estableciendo un principio de "variación" verbal... Partiendo de un elemento popular, la "Misa del Hombre Armado" es lo contrario, precisamente, de una expresión popular. Además de que la idea de "nacionalismo", tal como hoy la entendemos, era ajena al hombre del XVI. Lo que caracterizaba el Renacimiento, fundamentalmente, era el anhelo de universalidad. "No hay empresa velada al Hombre", claman, orgullosamente, los coristas del "Orfeo" de Monteverdi
Con Herder y los pre-románticos alemanes; con los recopiladores de baladas escocesas y canciones renanas; con Gerardo de Nerval, que se jactaba en un poema famoso de "preferir una simple canción popular a toda la música de Weber", nace la palabra "folk-lore", y con ella, la idea de "folklorismo". Y es Weber, precisamente, quien será el primero en hablar de una "ópera alemana", buscando el acento nacional en el empleo de giros folklóricos. Pero a pesar de la atención creciente prestada a la canción popular, a la copla, la balada, la danza aldeana, esos elementos son poco usados en composiciones trascendentales -en aquellas que realmente hacen avanzar la técnica musical de la época. Nada deben las "Sinfonías", las "Misas", las grandes "Sonatas", los últimos "Cuartetos", de Beethoven, a la expresión popular. Casi nada la obra Schumann -aunque suele valerse de "géneros" populares, que le ofrecen algún esquema rítmico. Se me citará el nombre Schubert. Pero el "lied" de Schubert, escrito sobre poesías cultísimas, responde a una sensibilidad sumamente personal. Muy rara vez se vale de un tema ajeno. El acento nacional le surge, le brota, como debe acurrirle al músico de raza: le viene de "dentro para fuera", como le vendrá el acento francés a Debussy. En cuanto a sus admirables "Sonatas" de los últimos años, difícil sería hallar en ellas un elemento folklórico, fuera de ciertos giros rítmicos muy libremente interpretados... En cuanto a Listz, ahí están las "Rapsodias Húngaras", las "Fantasías sobre temas húngaros", ciertamente. Pero, hablando en serio... ¿cuál es el Listz que más admiramos? ¿El de la "Gran Sonata", o el de la "Rapsodia Nº 6"? ¿El de la "Sinfonía de Fausto", o el de la "Marcha Rackosky"?... Ahora se citará el nombre de Chopin, porque escribió las "Polonesas"... Pero ¿dónde está el folklore en la prodigiosa "Polonesa-Fantasía" (acaso la más admirable de todas), en los 24 "Preludios", en los "Estudios", en los "Scherzi"? ¿Y en cuanto a los "Valses"? Son personalísimas especulaciones sobre esquemas rítmicos que eran entonces de uso común en toda Europa. Para Chopin el Vals y la Mazurca eran, ante todo, "géneros" de composición... Queda el Wagner de "Los Maestros Cantores" -exclusivamente- pero éste es ya otro problema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario