Si queremos buscar en una enciclopedia el significado de esta palabra, lo más probable es que encontremos la siguiente definición: “Parásito: del griego pará al lado y sitos comida. m. Fig. El que se arrima a otra persona para comer a costa de ella.”
No hace falta decir que nuestra sociedad está llena de ellos, y que generalmente aplicamos la definicioncilla a tal o cual fulano cuando hablamos de política, de los vecinos o de alguien de la familia, exceptuándonos, claro, nosotros sea cual sea la categoría nombrada. Y si alguna vez alguien le tira la palabreja a la cara, no desespere, que eso no siempre fue así. Para deleite, respiro y por que no, orgullo de los parásitos de antes y de ahora, el parásito fue una clase de gente respetable y hasta envidiada en la sociedad antigua, especialmente en la de Grecia. Pero dejemos que mejor lo explique Fustel de Coulanges, en el capítulo VII de su libro “La Ciudad Antigua”.
“Hemos visto antes que la principal ceremonia del culto doméstico era una comida que se llamaba Sacrificio. Comer un alimento preparado sobre el altar, tal fue, según todas las apariencias, la primera forma que dio el hombre al acto religioso; y la necesidad de ponerse en comunicación con la divinidad debió satisfacerse con aquella comida a que la convidaba y en la que le daba su parte….”
“Era común en Grecia el uso de estos banquetes públicos, creyéndose que de su celebración dependían la salud y el bienestar de la ciudad…”
“Son muy conocidos los banquetes públicos de Esparta… sólo se verificaban dos veces al mes, sin contar los días festivos, y eran actos religiosos, lo mismo que los que se practicaban en Atenas, en Argos y en toda Grecia. Además de estos inmensos banquetes en que se reunían todos los ciudadanos y que se celebraban en las fiestas solemnes, la religión prescribía que hubiese cada día una comida sagrada, y al efecto, algunos hombres elegidos por la ciudad debían comer juntos en su honor, en el recinto del Pritáneo, en presencia del hogar y de los dioses protectores, hallándose convencidos los griegos de que el Estado se exponía a perder el favor de los dioses si llegaba a omitirse esta comida una sola vez.”
“En Atenas se designaban por suerte los que debían tomar parte en la comida común y la ley castigaba severamente a los que rehusaban cumplir con aquel deber.”
“Los ciudadanos que se sentaban a la mesa sagrada quedaban momentáneamente revestidos de carácter sacerdotal y se los llamaba parásitos , palabra que si bien en el andar del tiempo se convirtió en un epíteto de desprecio, principió, no obstante, por ser un título sagrado… Simplemente con ver la manera en que se celebraban estas comidas se comprende su carácter de ceremonia religiosa. Cada convidado tenía una corona en la cabeza, y era uso antiguo coronarse de hojas o de flores siempre que se practicaba un acto solemne de la religión. Cuanto más adornado se está de flores, más seguro se halla de agradar a los dioses, pero si haces el sacrificio sin llevar corona en la cabeza, se desvían de ti”
“La corona, añadían, es mensajera de feliz agüero que las preces envían delante de sí a los dioses. Por igual razón se vestían de blanco los convidados, siendo éste el color sagrado entre los antiguos”
Así que ojo cuando le diga parásito a alguien. El pobre fulano nunca sabrá si lo está halagando al colmo de casi divinizarlo o diciéndole una barbaridad que casi lo lleve a las piñas. En el caso en que usted sea a quien están tildándolo de tal, recorte este artículo, póngase una corona de flores en su cabeza y hágaselo leer diez veces al ignorante y atontado que se lo dijo, reclamándole luego a la justicia el justo castigo por su pisoteada divinidad.
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