En la tarde sentía,
los latidos de la muerte…
Los gritos del silencio;
en mí van a estar.
Tan triste estaba el viento,
que ya ni lágrimas podía secar.
Esa mirada húmeda e inestable,
jamás la he de borrar.
El sol ya ni salía…
la luna quizá.
triste, mi corazón…
llora sin piedad.
En segundos,
vidas se iban
tal vez… buscando un andar.
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