-Paseaba por el campo y encontré a una mujer sentada en el suelo. Tenía un abanico en la mano y abanicaba una sepultura recién abierta. Sentí curiosidad y pregunté a la mujer qué estaba haciendo. Y ella me contestó: ¨Prometí a mi marido no volverme a casar hasta que su sepultura estuviera seca. Pero ha llovido y está haciendo un tiempo abominable¨.
(Texto adaptado del libro de Chuangtse).
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