martes, 25 de junio de 2013

ANÉCDOTAS

La herida que recibiera Mitre en la mañana del 2 de junio de 1853 no le desfiguró el rostro, lejos de constituir un defecto físico, era un rastro de bala envidiable y envidiado.
Cuentan muchas anécdotas de los que deseaban examinarla de cerca. Refiérase que alguien en una tertulia literaria le preguntó:
- ¿Ha sentido usted alguna vez dolor o molestia a causa de la herida?
- ¡Jamás! contestó Mitre- ni un simple dolor de cabeza.
Y agregó después, sonriendo con cierta intención:
- Es por esto que a todos los que padecen de la cabeza les aconsejo un balazo en medio de la frente.



Sarmiento no aceptaba la derrota ni aún en las discusiones caseras. Con ese motivo, se cuenta de él la siguiente anécdota:
En el fondo de su casa crecía un limonero: el gran presidente argentino afirmaba que era un naranjo.
- ¡Es un limonero!  decía su hermana -
- ¡Naranjo!  replicaba sarmiento sin vacilar.
Como éste era esperado todas las tardes, de vuelta de la presidencia con una naranjada que su hermana le preparaba con cariñoso cuidado, se propuso ésta poner término de una vez a la eterna discusión.
Llega Sarmiento, se dispone a beber su deliciosa naranjada diaria, pero apenas la prueba arroja el vaso con furia y grita gesticulando como un demonio:
- ¡Esto no lo has preparado con naranjas, sino con limones!
- Estás equivocado, Domingo, porque he cortado las frutas con mis propias manos del árbol del fondo que tú sostienes que es naranjo.
Y Sarmiento repuso, sin declararse vencido:
- Pues si el olmo no da peras, hay naranjos que dan limones.

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