El árbol pescó una estrella
y la colgó entre sus ramas,
un suave viento la mece
entre los nidos de plata.
Un sauce ebrio de luna
se duerme junto a las aguas
de un pardo arroyo que corre
entre el sueño y la mañana.
Jinete flaco del viento
va segando las retamas.
El cielo se enrolla y duerme
en cavernas de pizarra.
Ya la noche cubre al sueño
con su cabellera parda.
Parda tierra, pardo arroyo,
mudas y pardas las aguas,
pardos los nidos y parda
también está la retama.
Y tu, lector, haz silencio:
el ángel también descansa.
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