martes, 25 de junio de 2013

EL SACADOR DE PAPAS- El Sureño (Colaboración)

Todo comienza cuando el encargado de chacra le dice al cabecilla:
-Bueno, José, vaya juntando la gente que dentro de 10 o 15 días empezamos la sacada de papa. Por lo menos haga una cuadrilla de 20 o 30 personas. Hay que sacar y cargar los camiones y si hacemos tiempo tenemos que ir pa'l lado de Córdoba. Acá en Balcarce da por lo menos 1.100 bolsas la hectárea. En Córdoba veremos, tal vez 700 u 850 bolsas la hectárea. Iremos una semana antes a preparar todo. Hay que levantar las casillas y cortar algunos cierres de maíz.
Y pensar que en un tiempo no lejano la papa daba 500 o 600 bolsas la hectárea y era un cosechón y se sacaba con caballos (al mediodía se cambiaba la yunta) y ahora con los tractores no hay problema, porque no se cansan nunca. Al contrario, la que se cansa es la gente.
La sacada está por empezar. Ya todo está preparado. La gente hizo sus encargues particulares. Algunos piden cigarrillos, vino o gaseosas, zapatillas, guantes de goma, fuentones de plástico para poder lavarse, jabones para la ropa y la cara y algunas máquinas de afeitar.
Y ahora pasamos a la parte de la cocina. El cocinero es un turco viejo, don Salomón. Para él, todos son hijos. Ya pisa los 80 años, pero como en todas las cosas, el cocinero es como en una casa de familia. Todo lo que él ahorra beneficia a los demás compañeros. Ahorra mucho en la comida, pero siempre dice:
-La gente tiene que comer bien. Si no, mañana no rinde y el día es largo.
La sacada ya comenzó y los muchachos van un poco tranquilos porque están abriendo melga y el tractor anda despacio. Don Salomón fue a buscar papa y algunos choclos de los cierres de maíz para hacer un estofado de una oveja que hace un rato mató.
Ya son las once y media y el cocinero puso la bandera llamando a comer, aunque algunos se toman unos amargos, como para no olvidar la costumbre.
Ya almorzaron y van a descansar un rato para empezar la tarde hasta la hora del mate cocido, que don Salomón prepara en un tarro de 10 litros y lo lleva a la melga.
Uno de la yunta más joven ve venir a Salomón, va corriendo a ayudarle a traer las cosas, el tarro con el mate cocido y la bolsa de galleta, y le pregunta:
-¿Cómo anda, abuelo?
-Bien, mis hijos, ¿y ustedes? contesta don Salomón.
-Un poco cansados- le responden.
Se toman un descanso de media hora o un poco más.
Se puso en marcha el tractor y el cocinero consulta:
-¿Qué quieren comer esta noche?
Todos piden costillas con paleta y puré de papa. Así se va don Salomón con sus 80 a cuestas, rumbo a la carpa a preparar todo y tener el agua caliente para que se tomen unos amargos. Al lado de la carpa hay un molino con un tanque australiano con piso de cemento que los muchachos limpiaron. Ahora que hace calor les sirve para bañarse.
La cena ya está lista. El cocinero da la orden:
-¡Muchachos, a cenar!
Entre risas y cargadas se termina la cena. Algunos ayudan al cocinero a lavar las cosas, otros arman un partido de truco y otros tocan una guitarra como para no olvidar sus pagos. Al rato se siente la palabra del cabecilla:
-Muchachos, un rato más y a acostarse. Mañana hay que madrugar y cargar un camión.
Ya todos están listos para ir a cargar el camión y seguir la sacada. Han pasado varios días y el cabecilla dice:
-Cada 15 días vamos a Balcarce y el que necesita plata me dice, así cuando viene el encargado le doy la lista.
Hay algunos que son casados, pero la mayoría son solteros. Algunos vienen y otros se quedan en la carpa con don Salomón, que es de Tres Arroyos y no tiene familia. Él dice:
-Mi familia son ustedes.
Siempre alguno se queda con él, que le aconseja:
-¿A qué van a ir al pueblo? ¡A gastar la plata que tanto les cuesta ganar!

Este es un pequeño homenaje al sacador de papa, que deja su familia para ganar unos pesos, con frío o calor, con sus manos a veces llenas de espinas de cepa de caballo o de algún abrepuño.
A todos muchas gracias por levantar nuestras cosechas de papa con tanto sudor.




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