I
Estaba tan cerca del sueño, tan cerca de aquello
que en algún momento todo lo valía.
Hoy el universo cabe donde estoy sentado:
un poco de tierra, de sol y de vida.
II
La noche ha templado su arpa de espuma
sobre los quejumbrosos álamos que agitan estrellas
al invocar tu nombre.
La noche canta, y tú estás en ella
con tus ojos blancos blancos por el tiempo-.
-¿Oyes el canto me dices-, el canto que eleva
la noche sedienta?
Y besándome huyes, tan blanca y serena
mientras a la tierra cae una estrella muerta.
III
Tu eres es como el amanecer sonriente
que ilumina y bendice al mismo tiempo
cuando el sol desgarra la profunda sombra
dando paz al corazón y al alma aliento.
IV
En los árboles flota un otoño de plomo
y un tímido verde alegra la tierra,
mostrando las gotas al cielo robadas
mientras ríen las nubes con sus venas abiertas.
V
-¿Me quieres?- preguntas quedamente,
mientras se alejan las nubes en la noche.
-Te quiero. Y vuelves lentamente
a preguntarme otra vez, como un reproche.
VI
No hay cielo más bello
que el de esta mañana.
Parece que el mundo
nació en mi ventana.
Se alegran conmigo
las nubes que pasan
y todo este cielo
que es tu mirada.
VII
Ardiendo está la tarde; sus ojos gigantescos
nos miran gravemente. Profunda es tu mirada
mientras te acercas y me besas lentamente,
de este mundo ausente, sin temerle a nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario