miércoles, 19 de junio de 2013

UN ACTO DE CORTESÍA

El rey Oscar II de Suecia, como amigo de la educación de la infancia, no desdeñaba visitar a menudo las escuelas. Un día fue a un colegio de niñas y pidió permiso a la profesora para dirigir a las alumnas preguntas de historia:
-Veamos preguntó- ¿pueden citarme los nombres de grandes reyes de Suecia?
-Gustavo Adolfo  respondió una de las niñas.
-Carlos XII añadió otra.
-Oscar II dijo una chiquilla.
Sorprendido el rey por aquel acto de cortesía, le pidió que citara un hecho notable de su reinado. La alumna se quedó un momento pensativa, se volvió roja y se puso a llorar exclamando:
-¡No.... no se....ningu...no!
El monarca, acariciándola, procuró consolarla diciendo:
-No llores, hija mía, que yo tampoco sé ninguno.

Publicado en “Caras y Caretas”, año 1925

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