miércoles, 19 de junio de 2013

CONTATE UN CUENTO V - GANADOR CATEGORÍA A - María Josefina Velázquez

Un ángel en el camino de la felicidad
Alumna de 2º año de  la Escuela Agraria Nº 1 de Lobería

        Yo era un pibe, que ya no tenía remedio, estaba perdido en un mundo de adicciones. Mi viejo era drogadicto y alcohólico, no tenía trabajo, entonces no le quedaba más opción que salir a robar. Mi vieja tampoco tenía trabajo, lo único que hacía era cuidarnos a mis siete hermanos y a mí, tenía ocho pero el Santi pobre capotó por la droga, ella también pedía monedas a la gente, para que podamos comer.
Empecé a fumar a los nueve años, imagínate como iba a tener  los pulmones a los quince. La primera vez que fumé fue porque todos mis amigos lo hacían y yo quedaba como un tonto, entonces lo probé y después no lo pude dejar, ¡me hice adicto!
Al tiempo quise probar otra cosa y elegí la marihuana y la cocaína. No me fue nada bien, ya que al pasar unos meses, estuve una semana internado, yo sabía que esto me podría provocar serios daños, pero ¡qué importaba si me moría! Total, yo, no le importaba a nadie, a mi vieja le iba a dar lo mismo tener un hijo menos, si le sobraban.
Un día me di cuenta que sí les importaba a mis viejos. Mi vieja me descubrió fumando y le dijo a mi viejo. Me acuerdo que ese día no me podía mover de la golpiza que él me dio. Él no quería que sus hijos siguieran su ejemplo. A mí no me importó, yo seguí con lo mío, aparte aunque quisiera ya era adicto.
El cuatro de julio, pleno invierno, muerto de hambre, congelado de frío, salí a robar para poder comprarme algo para comer y algo de droga. Primero intenté robarle a un viejo que parecía de plata pero no pude. Le quería sacar la billetera del bolsillo de la campera, cuando estaba metiéndole la mano ¡me enganchó! Salí corriendo, no me daban las patas, por suerte me escapé. Después intenté robarle a una vieja, tampoco pude. Le había sacado la cartera, y cuando me di vuelta para salir corriendo, me choqué con una chica hermosa, con pelo castaño y ojos azules, vestida de blanco. En ese momento no sé lo que me pasó. Estaba hipnotizado, lo único que me importaba era ayudarla, le devolví la cartera a la vieja pidiéndole disculpas por lo que había pasado y ayudé a levantarse del suelo a la joven. Cuando ella ya estaba de pie, me dijo:
_   No debes robar,  si necesitas plata  trabajá o  pedí monedas a la gente. ¿ Cómo te llamas?
          _ Ruperto, pero  todos me conocen  como “El Zapa” por zaparrastroso.¿Y usted cómo se llama?
          _  Angélica.  me respondió- Pero lo más importante es que mañana pasaré por tu casa, Juntos conseguiremos un trabajo.  Sin más palabras me saludó y se fue.
Cuando llegué a mi casa me pregunté a mí mismo cómo iba a hacer Angélica para venir a mi casa si yo no le había dicho dónde quedaba, y me dije a mi mismo que todo debía ser una mentira de ella, que mejor ni me preocupaba. Sin embargo al otro día ahí estaba Angélica , en mi casa, otra vez vestida de blanco. Intrigado averigüé cómo había hecho para saber dónde vivía, sin embargo se hizo la que no había escuchado lo que había preguntado, yo suponía que le había preguntado a alguien así que no la molesté más y no le di más importancia al asunto.
Salimos de mi casa, caminamos hasta el centro y mágicamente en un restaurante apareció un cartel que decía: -SE BUSCA EMPLEADO PARA TRABAJAR DE MOZO. EDAD ENTRE 15 Y 30 AÑOS- Ella me preguntó si estaba dispuesto a trabajar como mozo, le contesté que no me iban a aceptar, sin embargo lo único que me dijo ella es que tuviera fe.
Entramos al restaurante y le dijimos que veníamos por el trabajo del anuncio en la puerta del negocio, nos preguntó cuál de los dos iba a trabajar, le respondí que yo, me miró de arriba abajo y de abajo arriba, me dijo que estaba bien, pero que primero me tendría a prueba una semana.
Al día siguiente me desperté a las diez de la mañana para ir a trabajar, llegué al restaurante, me dieron un delantal y como a las 11:30 hs. del mediodía empezó a llegar gente, a la hora se llenó todo el salón. Ese día me fue re bien y  al día siguiente también.
El tercer día como estaba acostumbrado a levantarme a las doce, me dormí. Angélica vino a mi casa a despertarme, miré la hora y le dije que ya era tarde para ir, ella me contestó algo muy importante que nunca me voy a olvidar,” nunca es tarde”. Llegué al restaurante acompañado de ella y le dije lo que me había pasó al encargado,  él me entendió correctamente y me pidió que tratase de que no sucediera más.
Pasó la semana de prueba y todo bien. Quedé fijo en mi trabajo.
Pasaron meses y yo estaba tan chocho por mi trabajo que me olvidé de las drogas y de los cigarrillos. Ahora podía ayudar a mi familia. Mi vieja  consiguió un empleo y  mi viejo también. A él , además, lo llevamos a Alcohólicos Anónimos, y gracias a Dios se curó.
A Angélica la seguí viendo hasta que un día me dijo que había terminado su misión,  debía partir. “Gracias al poder de la fe, el amor y la esperanza, has salido adelante con tus problemas”, me dijo  y en ese momento me di cuenta que ella era un ángel.”Ahora debes jurarme que nunca más volverás a las drogas”
           Pronto partió, a su paso  se abría un camino hacia el horizonte lleno de flores y animales, ese era EL CAMINO DE LA FELICIDAD.
Terminé la escuela con notas perfectas y decidí estudiar trabajador social, para poder ayudar a gente adicta como algún día lo fui yo.

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