Dijo una vez a la encendida vela
un chico de la escuela:
-Yo quiero, como tú, lucir un día.
La vela respondió: La suerte mía
sólo es angustia y humo.
Brillo, sí, mas brillando me consumo.
El queso, el ratón y el gato
Guardado José tenía
su queso en una alacena,
y una tade, con gran pena,
vió un tarñón que lo roía.
Para evitar tal exceso,
allí su gato metió:
el gato al ratón comió;
mas, también se comió el queso.
“No pidas servicios a los amigos interesados”
Extraídos del libro “Buena Senda” de Fco. César Pedotti, edición 1950
No hay comentarios:
Publicar un comentario